Cuenta Juana Viale sobre qué le atrae del género más repetido en su filmografía. Aunque asegura que no podría encasillarse en ninguno, Camino sinuoso suma otro punto al drama. La decisión de sumarse al proyecto tuvo que ver con la cuestión psicológica del personaje: “Me interesaba interpretar a esta mujer que venía con tantos golpes y temas sin resolver, muy ajenos a mí. Desde el vamos componerla era una desafío”, le cuenta a Convivimos. Además, adelanta que se trata de una historia compleja, sensible y enroscada: “Habla de cómo nadie está exento del dolor, de la frustración. Es un poco verse a uno mismo en ciertas situaciones,
sirve para hacer un análisis de la vida, de lo que somos”. Está feliz por el estreno y porque cada vez más, “en los comentarios de las familias, resuenan más las películas nacionales que los títulos de afuera”. Por otra parte, piensa que ser artista es un camino cien por ciento sinuoso, “no hay estabilidad ni una línea recta, nada
asegurado. Se trata de hacer al andar, buscando oportunidades. Depende de la cuota de la suerte y el agrado
del público”. Sin embargo, nada es un obstáculo para hacer lo que ama: “Cuando está sucediendo, ya sea filmando o en el teatro, puede detenerse el tiempo o pasar un desastre natural que ni me entero de tan metida en ese presente que estoy viviendo”.
¿La última película que viste?
Una panadería en Tokio, de Naomi Kawase.
¿Una que recomiendes?
La decisión de Sofía, de Alan J. Pakula.
Publicado en revista Convivimos. Noviembre 2018.