La carrera de Rafael Ferro (49) suma diversos papeles en cine, teatro y TV. Pasó de ser jugador de squash y cantante callejero en Europa, a convertirse en un actor y estrenar recientemente La vida después, con Carlos Belloso y María Onetto. “Ahora valoro que los trabajos paguen los colegios de mi hijos (tiene cuatro, de 16, 12, 7 años y 3 meses). El criterio de elección merma, pero busco divertirme un poco más. Prefiero un travesti, un asesino, personajes más corridos, arriesgados”, le cuenta a Convivimos. Asegura que se tiende a encasillar a los actores y reniega de la asociación que hacen de él como galán. “Si tenés un poco de pinta, te llaman para hacer del pintón, no del pervertido. Yo soy cero galán, me gusta hacer de antigalán. Dame gente con conflictos, como todos”.
¿El último film que viste?
Ida, de Paweł Pawlikowski. Increíble.
¿Una que recomiendes?
Drive, de Nicolás Winding Refn.
*Publicado en Revista Convivimos. Julio 2015.