Con los museos cerrados por la pandemia, el artista Pedro Roth (84) convirtió un supermercado chino en una galería para exponer su arte. Al ser un rubro esencial, el local permaneció abierto, entonces aprovechó las paredes y los estantes de comestibles para sus obras. “Las góndolas conducen a otro lado, no es solo un viaje físico, también es espiritual”, le dice a Convivimos el pintor, cineasta y fotógrafo sobre la muestra a la que llamó “Esencial”.

Las piezas exhibidas corresponden a diferentes épocas de su trayectoria, que empezó en la década del 60. “Las eligió mi hijo Damián entre todo lo que encontró en casa. ¡Un montón de cuadros que hace mucho nadie ve! Después de tantos años, los veo colgados y me parecen un descubrimiento. Es como encontrarme con viejos amigos al mismo tiempo; al verlos me reconocí a mí mismo en otros tiempos”, cuenta.

Además, sostiene que al público hay que buscarlo esté donde esté y no es la primera vez que incursiona con el arte en la vida cotidiana. “En un determinado momento hubo un divorcio entre el público y el artista. No tiene que ver con los museos, sino con que antes el arte ilustraba la vida de la gente; ahora, el artista está ilustrando nuevas maneras de mirar y de explicar el mundo. Por ejemplo, aparece un cuadro con figuras geométricas: el artista se siente incomprendido y el público cree que lo están cargando”. Confiesa que en ocasiones ha sentido esa falta de comprensión, pero en vez de enojarse prefiere explicar lo que quiso decir. “Cerrarse no es una buena opción ni para el arte, ni para el artista ni para el público. Por eso, mejor charlar para aclarar mis intenciones, para hacerlo comprensible, y así, ir acercando al público a un punto en común”, explica.

“Tengo muchas cosas que decirle a la gente. Soy un fanático de la comunicación”, comenta, y aunque el mundo analógico le es más cómodo, se animó a lo digital con un canal de YouTube. A sus 84 años tiene varios proyectos en curso, incluido un documental sobre su vida. “Sigo haciendo todo lo que venía haciendo antes del coronavirus, y lo de antes de antes. Porque al ejercitar mi mano, voy mejorando, porque siento que se va haciendo más sabia de lo que era. Es un trabajo de construir mi carrera de ese modo y que el público se dé cuenta de mi evolución”. Cada mañana pinta en su cama como si fuera su atelier.

“Figari: mito y creación”, el año pasado en el Bellas Artes.

Roberto Plate.

*Publicada en revista Convivimos. Noviembre 2020.