“Actualmente la mayoría de las películas de la región son coproducciones, algo orgánico a nuestra realidad migrante y latinoamericana. Hay que entender que ya no son de un solo país y no hay que encasillarlas en una nacionalidad, porque detrás hay un origen abierto y ahí está la riqueza”, expresa Sofía Quirós Ubeda. La cineasta nació en la Argentina y su familia es de Costa Rica, donde vive y filmó Ceniza negra, su primer largometraje.
El film representa al país caribeño en el camino a los premios Óscar y Goya, “una candidatura que refuerza la idea de que las películas íntimas, hechas cuidadosamente y de manera independiente, pueden llegar lejos y abrir camino”, sostiene.
La ópera prima de Quirós Ubeda es una propuesta delicada y salvaje al mismo tiempo, con verdad en las actuaciones y un paisaje que habla. “En muchas películas te muestran naturaleza, pero es la postal, eso no significa involucrarse y conectar con el lugar. Hay algo más profundo que solo la foto. Para lograrlo es importante conectarse vivencial y cotidianamente”, dice. Además, prefiere trabajar con actores no profesionales porque le gusta combinar la esencia del personaje que imaginó con la energía de la persona real. Se define como una directora intuitiva e interesada en hacer un cine que deje preguntas.
¿Una película que recomiendes?
Amour, de Michael Haneke.
*Publicado en revista Convivimos. Enero 2021.