“CON EL HUMOR ME EXPLICO EL MUNDO”. TUTE

Es uno de los nombres más importantes del humor gráfico argentino y, aunque dibuja desde antes de recordarlo, su necesidad expresiva excede las fronteras de la viñeta. 

Fotos: Alejandra López

Tute se ordena en el caos. Su agenda no tiene rutinas, interrumpe el trabajo a cualquier hora por asuntos hogareños y sus proyectos empiezan por donde se le ocurre. Se acuesta con el sol, luego de haberle entregado sus ideas a la madrugada.

Superyó y Todo es político son sus nuevos libros, que, con tapas creativas, interactúan con los lectores. En el primero, un espejo pregunta “¿Qué ves cuando te ves?”; y en el segundo, un personaje invertido sugiere voltear la cabeza para comprender el mensaje.

Dice que todo dibujante empieza imitando a quien admira. Él apenas hablaba cuando garabateaba versiones de Clemente, el personaje de Caloi, su papá. No tuvo dudas sobre su vocación, fue sumando práctica y maestros, como Quino y Fontanarrosa. “Uno es una arcilla que se está moldeando permanentemente. Entonces soy lo que tomé de ellos y lo que inconscientemente le agregué, mi propia experiencia, el estilo”, comenta por videollamada desde su cocina, donde todo es blanco o negro. Los dibujos de Tute son un tango en colores. Hay picardía, reflexiones agudas y un tono melancólico. La risa no es siempre en carcajada, a veces es una sonrisa gardeliana.

Con más de veinte años de oficio y otros tantos de psicoanálisis, a sus 47 recién cumplidos asegura que no le importa el prestigio. “Antes me interesaba la opinión de mis referentes, hoy ya no la necesito. De lo que no puedo prescindir es del deseo, de perseguirlo”, cuenta el humorista gráfico que, en ese afán, se sale del cuadro y se convierte en poeta, cineasta, compositor de canciones o entrevistador.

¿Qué ves cuando te ves?

Lo que veo es lo que está en el libro. Mi trabajo funciona como el espejo que está en la portada, para mí y los lectores. Como es el arte, una especie de espejo incómodo donde uno se mira y advierte cosas que preferiría no ver. La función del humor es revelar aquello que suele estar maquillado, que solemos esconder o que preferimos no encontrar.

¿El humor tiene que hacer reír o con revelar cumple su función?

Para mí en esa revelación, que es una suerte de transgresión, el mecanismo es humorístico. Al desnudar lo que uno no quiere ver, quedar frente a eso, aunque no te haga reír, hay un resorte humorístico que se activa. De todas formas, mis dibujos tienen la intención primera de mover a la risa y después, según el caso, tendrán alguna otra ambición. Entonces, hay cuadros de humor que son más explosivos y otros quizá intenten dejarnos pensando o inauguran un pensamiento lateral, un punto de vista distinto sobre tal asunto.

¿Es un halago que te digan “Cómo no se me ocurrió a mí”?

Es una sensación que tengo con las cosas que me gustan. No es un acto de pedantería decir que aquella idea es tan sencilla que se me podría haber ocurrido a mí, sino al revés, es más un deseo expresado por haber capturado esa idea que tiene inteligencia. A la vez, es la sensación de que estaba muy al alcance de la mano y, sin embargo, no. Pero es tan buena y el dibujo tan sencillo que parece que hubiera estado siempre ahí. Eso habla bien del artista que generó esa idea, llegó a un punto en que la expresa de una manera que queda cerca de la gente.

Quino dijo que eras el mejor humorista gráfico de este tiempo, ¿buscás serlo?

Quiero ser la mejor versión de lo que soy. Por momentos se tiene la sensación de estar alcanzando algo, y en otros, la de estar muy lejos de lo que uno cree que podría hacer. Es una tontería hablar de quién es el mejor, ¿quién sería el segundo y por qué? En ese sentido, con los dibujantes que me acompañan generacionalmente, estamos creando humor al mismo tiempo, y eso es estimulante.

¿Cuándo maduraste tu estilo? 

En la línea del tiempo, cuando vuelvo a la revista de La Nación en 2005, lo hago con un estilo personal y bien distinguido respecto de mi viejo. Pero fue un proceso, pasé por muchas etapas. Inicialmente tuve una época muy “fontanarrosesca”, otra “cristiana” –por Crist–, después me pegué a mi papá y de a poco fui encontrando elementos más personales, se fue conformando mi universo.

¿No encontrarlo hubiera sido fracasar?

Lo tomaría como un fracaso, porque el humor no es un trabajo como el de ir a una oficina, que te levantás, vas a laburar y estás soñando que se termine el día para que empiece verdaderamente. El humor es mi herramienta de análisis para explicarme el mundo, y el mundo es todo, lo que me rodea, lo que veo, lo que me pasa, mis cuestiones más íntimas. Entonces, desde hace mucho tiempo, el humor se convirtió en una llave para mí, no solo para la olla, sino que me sirve para la vida, el análisis, el disfrute, la expresión. En el humor pongo todo, si no hubiera logrado tener un estilo personal, tampoco habría logrado que se convirtiera en una herramienta para mi vida. Consideraría un fracaso si el lunes me dedicara a hacer chistes de astronautas y los martes de psicoanálisis. Hago lo que necesito hacer.

“LA FUNCIÓN DEL HUMOR ES REVELAR AQUELLO QUE SUELE ESTAR MAQUILLADO”.

¿En qué momento te encontrás? 

Estoy a mitad de camino. Con la sensación de seguir teniendo ganas, mucho estímulo y el deseo bien encendido, no solo en el humor gráfico, sino en el arte en general. De inquietud y pasión, estoy como al principio, pero también con conciencia del trecho largo recorrido. Lo negativo es ser consciente del carácter finito de la vida y lo positivo es que hay un bagaje, una experiencia acumulada que te hace elegir mejor los proyectos. No te subís a todos los bondis, sino a los que te dejan en barrios interesantes.

EL HIJO DEL PADRE

“El humor genera una operación mágica. Cada obra es un pequeño acto de sublimación, tiene la posibilidad de transformar una cosa en otra, por ejemplo algo doloroso en algo lindo”, confiesa Juan Matías Loiseau, el nombre completo de Tute. Así lo hizo en Diario de un hijo, que publicó tras la muerte de Caloi en 2012 y, una vez más, la tristeza lo puso frente al tablero. En tanto sus emociones se lo permiten, trabaja sobre un libro para atravesar el duelo por su mamá Cristina y su hermano Tomás, quienes fallecieron en 2019. “El tema central es la muerte. Me gusta y me parece muy sanador, porque lo que hago es burlarme y analizarla para los vivos. Le entro con mucho humor y, hasta donde voy produciendo, es para reírse con ganas. Me entusiasma y, al mismo tiempo, es muy caro a mi corazón”, confiesa el mayor de tres hermanos.

Así como su papá dibujaba copias de Clemente para que él repartiera en la escuela, su personaje Batu es un regalo habitual entre los amigos de sus hijas, Dorotea (16) y Olivia (8). “Ser padre es un asunto complejo y, al mismo tiempo, sencillo, porque es natural, es un sentimiento que se construye rápidamente y es inquebrantable”, reflexiona.

Batu tiene mucho del niño que fue, creciendo en una localidad del Gran Buenos Aires y con sensibilidad hacia la poesía. Cada tanto, al ojear un cuaderno que su mamá armó con frases, dibujos y pedazos de su infancia, se reencuentra con aquel chico. Más que decirle algo, lo observa, como cuando capta los detalles del mundo para transformarlos en espejo.

¿Tu papá te inhibía? 

Desde el principio la figura de mi viejo fue inspiradora, y verlo laburar era muy estimulante. Después, de más grande, a veces compartíamos entrevistas, yo recién empezaba y él tenía mucha cancha, mucho para contar, y esos momentos sí me inhibían, pero no en otro plano. Siempre fue un norte y hubo un intercambio muy saludable.

¿Te quiso provocar al decirte que te veía en Diseño Gráfico? 

No lo sé. Algunos años después, cuando se lo recriminé, no lo recordaba. Suele pasar que los padres decimos algunas cosas con cierta liviandad con la que no se escucha, esas palabras pasan a tener un peso enorme y uno no tiene ni conciencia de haberlas dicho. Nunca lo sabré, pero funcionó como un motor. Fui obediente y me anoté, aunque mi reacción fue dibujar y generar humor. El humor es muy distinto a dibujar, es una construcción intelectual; por ahí no me veía preparado para eso. Dejé al año y empecé a producir humor gráfico, esa fue mi rebelión.

TUTELANDIA

El universo artístico de Tute se conforma de:

• 16 libros de humor gráfico.

• 3 libros de poesía.

• 2 discos.

• 2 cortometrajes.

• 2 ciclos de entrevistas audiovisuales. Preguntas dibujadas tendrá segunda temporada.

• 1 película en desarrollo. Ya dibujó el afiche.

• En su mundo íntimo no pueden faltar “el amor, la amistad, el vino, el fulbito, la música, la poesía y unas pocas cosas más”.
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*Publicada en revista Convivimos. Junio 2021.