Es uno de los guitarristas flamencos más respetados del mundo. Su virtuosismo y dedicación lo pusieron al lado de otros grandes, como Paco de Lucía y Camarón de la Isla. Tomatito, un hombre que habla con seis cuerdas.

Por Daiana García Cueto. Fotos: Facundo Di Pascuale

Tocaba su guitarra en un tablao en Málaga cuando el gran cantaor Camarón de la Isla lo descubrió. Tenía apenas 15 años y en su modo de interpretar ya se vislumbraba su talento. Le decían Tomatito. Su nombre es José Fernández Torres y su apodo, producto de una larga tradición familiar: Hijo de José Fernández Castro “El Tomate” y nieto de Miguel Fernández Cortés “El Tomate”, ambos músicos. Debutó en los escenarios siendo un niño, a los 10 años, en una peña de Almería, donde nació un 20 de agosto de 1958.

Hombre de pocas palabras, Tomatito dice más a través de su guitarra. En su concierto en la Sala de la Américas, en la Ciudad Universitaria de Córdoba, en casi dos horas de concierto sólo hablo dos veces: Para decir buenas noches y para presentar a su banda. Como los Carabajal en nuestro país, el sexteto que lo acompaña está formado con varios miembros de su familia, la “Dinastía de los Tomate” como la llaman en España. Su hija Mari Ángeles y su yerno Kiki Cortiñas están al cante; su hijo José del Tomate y su sobrino Cristóbal Santiago lo acompañan en guitarras. Completan el sexteto, el Gran Piraña, a cargo de la percusión, y el bailaor Paniagua, quienes se disputaron la efervescencia de los aplausos del público en la velada de la capital cordobesa.

Soy Flamenco es su último trabajo discográfico, lanzado en 2013, marca una especie de regreso al género, ya que venía coqueteandocon otros estilos. Con este disco consiguió el Grammy Latino al “Mejor álbum de música flamenca”, el cuartode esta categoría, y uno al “Mejor Disco de Jazz Latino” (con Spain, junto a Michael Camilo). Lo acompaña Paco de Lucía en guitarra en un tema, y juntos trabajaron en el rescate de una canción que revive la voz de Camarón: El regalo. Con el príncipe gitano compartió más de veinte años, hasta su muerte en 1992.

Tan grande es el amor de Tomatito por el flamenco y su respeto por sus máximos referentes, que del mismo modo que tardó más de seis meses en volver a tocar la guitarra luego de la partida de Camarón de la Isla, cuando Paco de Lucía dejó este mundo tuvo que suspender presentaciones por ataques de ansiedad. Para Tomatito ya no habrá otra época de oro del flamenco, las que se vienen serán distintas, pero nunca como la que marcaron sus dos grandes maestros. Para él fueron innovadores del género, y considera que su legado sobrevivirá hasta la eternidad.

¿Qué es ser flamenco?

Es vivir todo un día flamenco. Te levantas escuchando música flamenca, pensando en flamenco y en la tradición del flamenco. Así se sale luego, la música flamenca.

¿El flamenco está en competición con otros géneros en su tierra? ¿Por qué?

No creo, la música no creo que sea competencia. Todas las músicas son bonitas, hermosas, hay músicos extraordinarios en todos los géneros, y hay que escuchar eso y disfrutar de eso.

¿Por qué la música no es competición?

Porque tienes que ser un buen aficionado a la música primero, gustarte todo y ser bonita la música. Yo tengo obsesión con la música, pero no para competir, sino para intentar expresarte a tu forma y manera.

¿Cree que habrá otra época de oro del flamenco? ¿El género está atravesando una crisis o reinvención?

La crisis es que se nos han ido los artistas grandísimos del flamenco de nuestra generación, Camarón de la Isla y Paco De Lucía. Por todo lo demás, sigue para adelante. Es música de raíz de verdad, y pues seguirá por los siglos de los siglos.

¿Por qué el flamenco se escucha en otros países, por ejemplo en Argentina? ¿Tiene que ver con el sentir de los pueblos?

Es una parte del sentir de los pueblos, la raíz. Todas las músicas estas salen de un dolor del pueblo, de una raíz, de una marginación, entonces claro que incide en muchas músicas, el jazz, o el blues, que también sale de una marginación de los negros en los campos de algodón. Entonces se parecen en ese sentido. El flamenco sale de la fragua y la fatiga, como decimos.

¿Por qué la guitarra flamenca es la más sufrida?

Porque históricamente el flamenco han sido los bailaores y los cantaores. La guitarra siempre ha estado en segundo plano, era como un comodín. Yo no canto ni bailo, entonces era todo un desafío hacer que la gente se concentre sólo en la música. Gracias a Paco de Lucía, la guitarra flamenca se abrió paso ante todos, entrando a los grandes teatros y escenarios del mundo. Ahora bailaores y cantaores se tienen que parar detrás de ella.

¿Qué sueños y objetivos has cumplido y cuáles te quedan por cumplir?

Me queda por cumplir todo lo que salga y me guste en la música. Sueños cumplidos, haberle tocado a Camarón de la Isla, el más grande cantaor, y haber grabado con Paco de Lucía y tocar con él.

¿Qué nos puedes decir de tu último disco?

Yo creo que todos los discos son una época mía, y estoy contento cuando los hago. Luego los escucho y ahí voy a otras cosas. Como dicen muchos músicos, inclusive el mismo Paco de Lucía, nunca terminaría de hacerme el disco mío, el que me guste, porque le seguiría cambiando cosas hasta que me muera. Entonces, creo que cada época tiene su disco y cuando uno lo suelta, en ese momento, está listo.

CAFÉ SIN CAFÉ

“¡No tomo café; tomo leche con chocolate, es lo que me gusta”, dice el primer guitarrista flamenco en tocar en el Royal Albert Hall de Londres (Inglaterra), en 2003. Confiesa que le gusta mucho hacer deporte, y lo confirman las zapatillas deportivas que sostienen ese gran porte gitano: “Prefiero andar, caminar o correr. Y si tengo tiempo voy al gimnasio”. Contando Soy Flamenco, suma 8 discos como solista: Rosas del amor (1987), Barrio negro (1991), Guitarra gitana (1996), Paseo de los castaños (2001), Aguadulce(2004), Anthology 1998-2008 (2008), y Sonanta Suite (2010). En su carrera ha tocado con grandes de la música, como Frank Sinatra y Elthon John, y también fue parte de las bandas de sonido de películas como “El abogado del Diablo”.

*Publicado en Revista Convivimos. Junio 2015.