Es la primera argentina en relatar en un Mundial. Con toda una carrera por delante, está lista para los nuevos desafíos.
Foto: Gentileza Lola del Carril
Gooooool!”… el grito de Lola del Carril se expande, trasciende la cabina de Qatar y en la Argentina se convierte en un hito. Con apenas 24 años, ya hizo historia, fue la primera mujer en relatar en una Copa del Mundo. El debut lo hizo con Suiza-Camerún, y ahora apunta a su siguiente meta: “Llegar al próximo Mundial mejor preparada”.
Como si fuera poco, su marca en las páginas futboleras argentinas es doble. Unos meses antes se había inscripto como la primera relatora en televisión de un partido de Primera División de fútbol masculino.
Su amor por la pelota viene desde chica, era su compañera en los ratos libres o recreos. “He sido castigada en la escuela por jugar en clase”, confiesa. Sin embargo, no había identificado el relato como vocación laboral, era parte de las bromas en las reuniones con amigos, hasta que surgió el reality Relatoras argentinas. Se anotó sin muchas expectativas y terminó siendo su trampolín profesional, pues lo ganó y salió del estudio de la Televisión Pública con un contrato.
Dice que es desordenada, que le cuesta planificar sus objetivos, pero luego de un gran año está lista para encarar el 2023 con sus nuevos proyectos, entre ellos ser panelista del programa de Mariano Closs.
¿Qué significa ser la primera?
Me llevó un tiempo procesarlo. Es hermoso poder dejar una huella en un camino tan masculino, poder repensar ese camino y abrirles la puerta a las nenas de hoy, para que en un futuro puedan soñar con relatar. En ese sentido, es muy importante ese lugar que estoy ocupando. En lo personal, me llena de orgullo y también me da un poco de miedo, porque pase lo que pase con mi trabajo, ya quedé como la primera, eso me da nervios, me hace pensar en qué más tendré que hacer o dejar. Pero ahora estoy disfrutándolo, soy chica y quiero tomarlo como mi trabajo, como algo lúdico, que disfruto, que me es cómodo; si encima ayuda a alguien, ahí estaremos.
¿Cuál es la reacción de la gente?
Hay de todo, muchísimo odio, pero también sorpresa, predisposición y aceptación a lo nuevo. Generalmente, lo malo viene de los hombres, porque creen que el fútbol es suyo, no se acostumbran a que se lo cuente una mujer, a su oído no es natural. Entonces, les molesta, patalean, y me lo hacen saber por redes sociales. El panorama es bastante duro todavía y es difícil ocupar ese lugar de punta de lanza, pero no me lo tomo personal, entiendo que soy un símbolo que les incomoda al oído porque ya no pueden decirle a la novia que las mujeres no saben de fútbol cuando hay una relatando.
¿Hay diferencias entre hombres y mujeres al relatar?
No. Cada uno tiene su estilo, es personal, está exento del género. Hay gente que tiende más a lo intelectual, otros se limitan solo a decir los apellidos, otros van a algo más integral y dan información a cada rato. Si algo podemos aportar nosotras, es frescura por ser algo nuevo, pero pasa más por el tono, porque el grito de gol no es tan tenor y eso incomoda quizá.
¿Practicás el grito de gol?
Es uno de los objetivos de este año, tengo anotado en mi libretita darle más bola, me gustaría encontrar la manera de controlarlo. Siempre lo hice muy natural, después empecé a ir a una fonaudióloga para cuidarme, sí lo practicaba en la época del reality, ahora no tengo mucho tiempo porque es un partido tras otro, que también es entrenamiento, son horas de vuelo.
¿Con qué características hay que contar para tener el relato bajo control?
Hay que tener una seguridad importante, porque estás marcando el tiempo de una transmisión y constantemente hablando, usando la voz, teniendo que encontrar palabras y no hay tiempo para pensarlas, es espontaneidad pura. Por eso me gusta, porque es un vértigo constante, pero es necesario tener un dominio importante de la palabra, sobre todo para resolver situaciones. Hay que tener labia, ese aspecto me encanta. Y la contraparte, no temerles a los silencios, a veces nos ponemos muy verborrágicos y no les damos lugar. Seguridad sobre todo y pasión siempre.
¿En qué relatora te querés convertir?
Me gustaría ser una poeta popular. La mixtura entre la poesía, la información, lo intelectual, buscar referencias literarias, pero no tiene que ser algo de alta cultura, porque el fútbol no es eso, es para todos. Me gustaría ser una voz que se empiece a reconocer, que para la gente sea amigable. Es un sueño a largo plazo, el camino es larguísimo.
¿Qué techos quedan por romper?
Es algo simbólico, me gustaría romper el techo de la novedad, que llegue el momento en que no me tope con comentarios “Me sorprendí”, “Ah, muy bien para ser mujer”, porque son los que molestan. Y de seguro, lo salarial.
CAFÉ CON PALABRAS
En un archivo on-line, anota las frases del juego y metáforas para describirlas durante un partido. “No borro nada, agrego y subrayo las nuevas o las que me interesa integrar. Igual, al hacerlo tantas veces me las acuerdo, tengo mucha memoria. Si anoto algo nuevo, intento al siguiente partido buscarle un lugar”, cuenta la joven nacida en Buenos Aires.
Como jugadora, hizo un breve paso por Atlanta; ahora tiene un equipo de amigas. En la cancha es mediocampista, en la cabina, DT.
Amante del café, lo pide siempre mitad y mitad, “a veces con un poco más de leche».
*Publicado en revista Convivimos. Marzo 2023.