“QUIERO HACER MÚSICA QUE ME DIVIERTA”. SANTI CELLI

El ex Salvapantallas acaba de lanzar su tercer disco solista y este mes es la presentación oficial en Buenos Aires. Con 31 años, es una máquina de crear canciones y está muy seguro de quién es y de cómo quiere sonar.

Foto: Gentileza Loli Laboureau

Santi Celli es una usina creativa, las canciones le brotan como las flores en primavera. Después del éxito de Salvapantallas –el dúo que conformó con Zoe Gotusso–, en tres años editó tres discos como solista y, mientras afianza su carrera, compone para otros artistas, como la “China” Suárez.

Es cordobés, pero vive en Buenos Aires desde 2019. Confiesa que lo que más extraña de su ciudad es el Cineclub Municipal, donde amaba ver películas como plan con sus amigos.

Se instaló en la ciudad de la furia luego de que un video de Salvapantallas se hiciera viral y el dúo con Gotusso explotara en el circuito nacional. Se separaron en un gran momento, convencidos de que preservar el vínculo y darles lugar a los deseos de cada uno era la mejor opción. De esa parte del camino destaca dos aprendizajes: “El más importante es que en un segundo las cosas pueden cambiar, para bien o para mal. Y luego, conocimientos profesionales”. 

El día que tomaron la decisión de separarse, Santi se quebró el brazo. Durante la rehabilitación compuso las canciones de Reset, su debut como solista, al que define como “un rescate”. El segundo fue Atte. Celli y ahora acaba de lanzar 3D.

Por estos días, aceita al máximo el funcionamiento de su banda para la presentación oficial del álbum el 11 de noviembre en Teatro Vorterix. Adelanta que será un show “muy popero” con colores y sorpresas. 

¿Qué significó cada uno de tus discos? 

Cuando en julio de 2019 decidimos separar Salvapantallas, sentía que si como Santi no hacía algo rápido, no iba a poder capitalizar lo que habíamos conseguido. Yo no era la cara más visible del dúo, estaba más en un lugar de contexto para que Zoe cantara. Por eso, el primero fue como un rescate, un instinto de supervivencia, de decir “tengo que hacer unos temazos porque esta es la mía”. El segundo significó un freno. Estar tan en una vorágine de girar y de un estímulo detrás de otro no te da tiempo de darte cuenta dónde estabas y dónde estás ahora. Lo escribí todo en pandemia, pasaban cosas, estaba decantando información en mi cabeza de todo lo que había vivido, entonces dije “A ver qué tengo adentro”. El tercero es ya estar suelto, libre de un montón de cuestiones. Como cualquier crecimiento o separación abrupta, es medio traumático, pero ahora todo eso ya quedó atrás y puedo plantear muy seguro quién soy, qué estilo tengo, cómo quiero sonar. Este es el disco más concreto de todos y el que cuenta con más personalidad. 

Hay un quiebre estético en este nuevo disco, ¿es por esta libertad que sentís?

3D tiene doce temas, pero hice como treinta, nunca había llegado con tanta cantidad. Todo era muy visceral y desprejuiciado, siento que cuando las cosas tienen ese nivel de frescura, por algún motivo son más potentes. Lo mismo pasó con el sonido, el quiebre estético y sonoro tiene que ver con eso, sentí ganas de volver a hacer pop. Es un disco pop hecho con muchas ganas y mucho amor. Pasé un momento de la vida del que salí fortalecido por suerte.

¿Querés dejar una marca en esa escena? 

Me interesa tener un público amplio, poder aprender a hablar en distintos niveles y que las cosas que hago puedan significar algo para alguien mayor o joven. Me interesa llegar e interpelar a las personas desde ese lugar, sin pensar en escena ni géneros. A mí lo que me gusta y más me interesa son las canciones. Por eso no escucho solo pop, me encantan todos los estilos musicales que tengan buenas canciones. 

Componés para vos y otros artistas…

Sí, siento que tengo mucha energía creativa, en general bastante energía, después me quejo porque estoy cansado. Trato de vivir muy intensamente cada día, creo que hay parte de esa energía vital que hace a la creatividad. De repente, encuentro tanto goce en la creación y el movimiento que ya soy casi un adicto a eso. Lo cual es bueno para mi trabajo, porque básicamente vive de la creatividad. Me gusta el trabajo creativo en el ámbito que sea, no solo en la música, en los videos, en las acciones, en los proyectos de otros artistas.

¿Sos detallista al componer? 

Soy insoportable, me lo han dicho. Sobre todo, con las letras, donde más a fondo voy. Soy exigente en que cada línea de la canción me guste, que nada esté puesto para llenar el espacio, sino para tratar de buscar lo mejor que se pueda obtener de lo que estamos diciendo.

¿Componés cada vez más porque tenés más cosas adentro? 

Por ahí cada vez tengo más cosas que me sirven adentro. Voy afinando la puntería, lo que hago sé que va, antes hacía un montón y no todo me servía. 

Al mudarse a Buenos Aires, reemplazó las maratones en el Cineclub Hugo del Carril por un cine más doméstico. “Mi casa es la casa del pueblo. Hay un televisor piola con home theater, así que vienen mis amigos todo el tiempo. Está bueno, creo que es lo que conservo de los cordobeses, juntarse a ranchear”, confiesa.

En esas reuniones no falta el café que prepara él mismo en su cafetera. Por su parte, se declara fanático del long black, “doble shot con un poco de agua, sin azúcar”.