“Busco el realismo cotidiano e inmediato”. Gustavo Postiglione

Gustavo Postiglione es el hombre asociado al surgimiento del cine rosarino. Director y guionista, elige quedarse en su ciudad para filmar películas de alta calidad que hablan de y desde el interior del país.

Por Daiana García Cueto   Foto Lucía Baragli

Como si hubiese estado a cargo de la parrilla, Gustavo Posti-glione se llevó los “aplausos para el asador” con El Asadito. La película estaba a punto cuando fue presentada al mundo y, des-de que fue vista por espectadores y críticos, se habla del cine rosarino. “Se empezó a mirar a este lado del país, donde también se hacía cine”, dice su director, que la convirtió en trilogía cuando realizó El Cumple y La Peli.

“Porque vivo acá”, suelta como res-puesta natural a las razones de por qué filma en Rosario y no se mudó a Capital Federal. “¿Por qué desmerecer mi ciudad? Es el lugar donde estoy, donde produzco. Una película puede estar en cualquier parte del país, y no hay necesidad de que esté yo ahí. La filmás en algún lugar del mundo y después volvés a tu casa”. En su lista como realizador, cuenta con largometrajes, telefilms, cortometrajes y documentales, entre otros proyectos. Además de director, es guionista y productor, y asume los mismos roles en el teatro.

En 2015 estrenó Brisas heladas, un policial atrapante narrativa y estéticamente. Antes de ser una película, fue una obra de teatro que Postiglione montó en la ciudad de la bandera. Asegura que la versión cinematográfica se le ocurrió en el momento en que terminó de escribir la dramaturgia y, para el rodaje, convocó a los mismos actores que interpretan a los protagonistas de la historia. Son los rosarinos María Celia Ferrero y Juan Nemirovsky, a los que se sumaron Norman Brisky y Gastón Pauls. “Mezclar elenco local con algunos de Buenos Aires de más conocimiento popular hace que la peli tenga más visibilidad. Eso permite que tenga otro recorrido, hacerla conocer. Además, me gusta mezclar actores experimentados de un lugar, con otros no tanto de otro lugar”.

En Brisas heladas, ¿te gusta más la  película o la obra de teatro? 

Me gusta más la película ahora. Siempre tengo preferencias por lo último que hice. Tiene otras cuestiones, abre otros universos, permite desarrollar la historia por otro lado que no permite el teatro. Son cosas distintas. En cine pude desarrollar más cosas. Si fuese al revés, no sé. Es la misma historia desde lenguajes distintos.

¿Hay diferencias entre el cine y el teatro en cuanto a las posibilidades de producción?

El teatro es distinto, tiene mucho del esfuerzo personal y del cuerpo, y un desarrollo de tiempo mayor. El teatro tiene una historia más grande, es algo que se vive desde siempre, mientras que el cine se ha desarrollado en los últimos años. El teatro tiene más vitalidad en el interior, aparece en los pueblos más chiquitos. El cine es más complejo, tiene mayor visibilidad por las pantallas. El teatro necesita más visibilidad. Hace falta más teatro de las provincias, en todas partes.

¿Qué aportan al cine nacional producciones que no son hechas en Buenas Aires?

Lo más importante de la producción por fuera de Capital Federal es la posibilidad de otras miradas. No es lo mismo cómo vemos, cómo palpitan los sentimientos en un lugar del país que en otro. Hay otras maneras de hacer, de ver, de tratar los mismos temas o  temas que no se tratan en el cine porteño. Se ven características propias que hacen que la gente pueda identificarse. Es la posibilidad de alternativas distintas vinculadas a lo propio, si no, la producción local es solo para el lugar. Si en el interior consumimos lo que se hace en Buenos Aires, también pueden consumir en Buenos Aires lo que hacemos nosotros. Ese ida y vuelta enriquece mucho la variedad.

¿Creció la producción en el interior?

Creo que sí. Córdoba fue muy pesado en los últimos años; en Santa Fe fue en otro momento. Quizás en lugares como Mendoza, Tucumán, empieza a aparecer más gente. En parte tiene que ver con el desarrollo de las escuelas de cine, porque después se genera producción, productoras y proyectos. En los últimos años, también hubo un empuje del Estado con políticas alrededor de la producción de cine y TV, concursos de fomento, la Tele-visión Digital Abierta, entre otras, generaron que hubiera más proyectos y gente alrededor de la producción.

¿Hay un recambio generacional entre los cineastas?

Generaciones son modos que tiene la crítica de enmarcar momentos. Cada vez que aparece un cineasta nuevo, aparece un nuevo cine, un viejo se hace joven, y al revés. Cuando te ensartás en las necesidades del mercado, quizá te hacés viejo. Es natural, se da así, no juzgo. A veces son viejos o jóvenes independientemente de la edad.

¿Cómo es tu cine?

A veces es más fácil que lo diga alguien que mira de afuera. Si me pongo a pensar en lo concreto, en mi cine… En los últimos años, identificarse, trabajar con los actores es algo fundamental, el diálogo, la cotidianeidad. Busco el realismo cotidiano e inmediato, captar lo más que pueda el hablar de la gente. Me gusta el efecto de los actores en la película. Hay gente que prefiere lo estético, lo fotográfico sobre lo actoral. Yo intento que gire sobre lo actoral. He cambiado en cuanto a la forma, las últimas no se parecen casi en nada a Días de Mayo o Lejos de París. También trato de ir modificando proyecto a proyecto para no repetirme.

¿Qué tienen que generar las  películas?

La posibilidad de que haya cierta identificación, comunicación, de disfrute, de emoción, de intercambio intelectual, poder conectar desde algún lugar. Un diálogo con la persona a la cual le hablás. Y el objetivo del director es que, a partir de cada película, te quieran un poco más.

CAFÉ A LA GRAN FAMILIA

“Tomo bastante café. A la mañana, cortado; a la noche, largo e intenso para no dormirme y, si hace frío, un cappuccino”. Son las variantes que elige Gustavo. En el set de filmación de Brisas heladas, hubo más de un Postiglione dando vueltas. Sus hijos ocuparon distintos roles: Ciro (8) actuó, Miranda (20) fue parte de la producción, y Camilo (23) hizo de asistente de dirección. “En mi equipo está la familia de sangre y la que no es de sangre. Con una gran parte de ellos hace muchos años que formamos este grupo al estilo de una gran familia”.

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