“Salís del Bailando y sos otra persona” . Pedro Alfonso

Es uno de los personajes más populares de Argentina. El año pasado fue el ganador de Bailando por un sueño y este verano protagonizó la comedia más exitosa de Villa Carlos Paz.  Conversación en medio de una cargada agenda laboral.

Por Dai García Cueto Fotos: Lucía Baragli.

“Llamame Pedro”, dice el «Peter» Alfonso de la gente, mientras se desploma en el sillón de su camarín. Detrás hay una gigantografía de su familia. Paula, Olivia y Baltazar lo abrazan desde la imagen. En el mismo lugar en el que se sienta para la entrevista, cada noche se prepara para salir a escena.

La temporada de verano en Villa Carlos Paz lo tuvo como protagonista de Abracadabra, la comedia más vista, donde compartió escenario con Ileana Calabró, Silvina Luna y el ‘Polaco’. El elenco también lo integraba Flor Vigna, su compañera en la dupla campeona de Bailando por un sueño, el programa de TV conducido por Marcelo Tinelli. Ése mismo set televisivo fue el escenario del nacimiento de su relación con Paula Chaves.

Antes de convertirse en uno de los personajes más conocidos de Argentina, el joven nacido en José Mármol, era productor en Showmatch. “El paso fue medio natural”, asegura. Y un poco lo fue, porque ya había tenido participaciones actorales. “Siempre que faltaba un extra: ‘vaya Pedro’. Y era para divertirme, no para figurar”. Era usual verlo en el sketch Aquí Calafate como el director del comercial en el que José María Listorti hacía sufrir a modelos en un supuesto rodaje. Ahí nació otra pareja exitosa, que se consolidó tiempo después con películas como Socios por accidente.

¿Cómo fue el paso de atrás a delante de la cámara?

Salió por un tema que nunca me lo hubiese imaginado: el romance con Paula. Era mi lugar de trabajo, así que sólo me corrí unos pasos. Siempre fue muy lindo el apoyo de mis compañeros, los camarógrafos y técnicos, veía que se reían, entonces me dije: “estoy en mi casa”. Fue una transición, tardé mucho en darme cuenta lo que pasaba con la gente en su casa, que me reconocieran, porque estaba todo el día encerrado laburando. La primera vez que flasheé fue cuando volví a mi barrio, me reconocían en los lugares donde había ido toda la vida y me pedían sacarse una foto, me parecía medio raro.

¿Ahí te diste cuenta que esto era lo tuyo o siempre lo supiste?

Esto sin duda era lo mío. En mi casa en Mármol hacía shows, y si un amigo se iba a vivir afuera mucho tiempo, hacía videos, siempre con humor. Una vez, para el Día del Padre hice como una misa para mi viejo. Siempre me gustó, de hecho estudié actuación, pero nunca me animé a ir un casting. Algunos profesores me decían “hay uno, andá”, iban todos y yo no me animaba. En esas cosas soy muy tímido. Siempre digo que mi familia y mi entorno se sorprendió menos que yo de lo que fue pasando.

¿A qué atribuís el éxito del Bailando?

Cuando hacés el Bailando, salís y sos otra persona. Lo ve todo el mundo y se convierte en algo muy pasional. La gente te elige a vos o elige a otro, te toma como un equipo de fútbol. Y ese es el secreto, se vuelve muy pasional y el público toma partido por uno o por otro.

¿Qué te dejó ser campeón del certamen?

Siempre traté de ir muy tranquilo, y salir campeón fue una alegría enorme. Me dejó un lindo mensaje para mí mismo, de seguir luchando por lo que quiero. Pero no es que “soy campeón, soy un genio”, no. Ya pasó y ahora quiero otras cosas. Sí fue como la frutilla del postre de haber luchado tantos años. A veces, cuando me dicen “¡felicitaciones, campeón!”, pienso que fue hace mucho. Yo al día siguiente cambié el chip y allá quedó el campeón del Bailando.

¿Sos obsesivo con el trabajo?

Sí, muy… Tiene que ver con el costado del productor. Pero soy así en lo que me gusta. Por ejemplo, a Abracadabra la disfrutaba tanto porque no había una noche que hiciera una función y listo, sino que después veíamos si algo había salido bien o salido mal. Además, estaba muy metido en el libro, con los autores y Carlos Olivieri, el director, que me dejaban opinar. Y sí, a veces, soy insoportable… Con mi mujer, también. Al principio, cuando empezó en el programa en que yo era productor, la tenía cortita, que esto, que lo otro… Me sorprende ser obsesivo, porque de chico era muy vago, repetí cuatro veces el secundario, mis viejos no sabían qué hacer conmigo y yo tampoco. A veces iba a laburar con mi viejo de cadete. Lo hacía bien, pero después pasaban dos días y no iba. ¡Era un desastre! Será que en lo que me apasiona pongo la parte obsesiva. Por ahora, estoy haciendo cosas que disfruto, siempre del lado de la comedia, que es lo que me gusta.

¿Preferís el humor?

Por ahora sí, dentro de muchos años, capaz que haga algún drama, pero ahora no es algo que me motive o interese. Me divierte hacer las películas que hacemos con José (Listorti), la obra de Carlos Paz o mi participación en Esperanza Mía, siempre en una línea de comedia.

¿Por qué Abracadabra tuvo tanto éxito?

Primero, no puedo obviar la exposición y la popularidad que tiene el programa de Marcelo, con personajes como Charlotte (Caniggia), Flor y yo…, suma. A todo eso hay que ponerle un lindo trabajo, una linda comedia que trató de sorprender. En todos estos años fuimos conociendo al público que nos viene a ver, ya son seis años que hacemos temporada. No hay receta y eso es lo maravilloso de la comedia.

¿Volverías a trabajar con Paula?

Sí, lo disfruto mucho. Los dos disfrutamos. Cuando dejamos de trabajar juntos, veníamos de hacer teatro y algunas cositas de ficción en Canal 13. Paramos por el embarazo de Olivia. Después fue la separación natural; ella empezó a conducir Este es el show y yo seguí con las obras de teatro. La pasé muy bien, pero ninguno decía “mejor cada uno por su lado”.

MUCHACHO DE BARRIO

“A mí en Mármol me gusta caminar, dejo el auto y salgo caminando. Y me han dicho: ‘¡Ah, era verdad que eras de Mármol!’. Y sí, no voy a mentir porque quede lindo. Viví toda mi vida en Mármol”, afirma con una risa chiquita que trata de disimular preparándose un fernet con una Coca Cola Zero, una especie de ritual previo a subir al escenario. La gorra es parte de su atuendo oficial, porque por más que sea de noche y la entrevista se realice en el interior del Teatro Holiday, no se la saca.

José Mármol es una localidad de la zona sur de la provincia de Buenos Aires, donde la familia de Pedro era conocida como el “Club Alfonso”: “Teníamos una casa inglesa, medio grande; venían todos los amigos míos y de mis hermanos. A mi casa la recuerdo así, siempre llena de gente, divirtiéndonos”. Pedro es el menor de cinco hermanos.

“Siempre que hablo de Mármol, hablo como si hablara de un amigo. Lo extraño mucho. Además, tengo la nostalgia de otra infancia, de estar todo el día en la calle, algo que hoy no pasa. La bicicleta, el ring raje, todas esas cosas…”. De todos modos, jugar no es algo que haya quedado atrás en su vida. Si bien tuvo que abandonar un poco la PlayStation, a la cual le profesa fanatismo, desde que nació Baltazar, el más chico de sus hijos, inventa los propios para que la diversión no pierda su lugar. Uno de esos juegos es una versión particular del tradicional “sapito”, fabricado con maples de huevos y unos pequeños agujeros donde tratar de embocar unas chapitas.

Con Paula se conocieron en 2010, y luego de algunas idas y venidas en la relación, apostaron todo al amor. La convivencia llegó con Despedida de soltero, la obra en la que compartieron cartel en Villa Carlos Paz al año siguiente. “Nos dijeron que nos alquilaban una casa a los dos, todavía no convivíamos. Este año volvimos y somos cuatro, ¡es muy loco! Estamos disfrutando mucho”. Primero nació Olivia en 2013 y tres años después llegó el varón. Cuando se trata de la familia, Pedro se pone serio y dice que lo más importante es ser un buen compañero.

Para el nacimiento de Baltazar se sumaron al “parto respetado”. ¿Por qué?

Yo la apoyo a ella. No sale de un capricho ni nada. Ella tiene un grupo de gente que ha leído mucho, me cuenta lo que quiere hacer y lo que quiere generar. Siempre trato de apoyarla en todo lo que hace. Y fue todo muy lindo, natural. En relación a cómo parir, hay conceptos equivocados sobre qué es lo único que se puede hacer, porque a veces las cesáreas son innecesarias. No es que una forma esté bien y la otra esté mal. Este tema es un mundo muy grande, sobre el que obviamente me interioricé, pero sobre todo apoyando, acompañando. Y ella no es que dijo ‘voy hacer esto y listo’, fue una decisión familiar y siempre priorizando al bebé. A veces parece que es un capricho de la madre para vivir ese momento, esa experiencia, y nada que ver. En nuestro caso, si el bebé corría en algún momento un mínimo de riesgo, se paraba todo, pero obvio que eso no iba a pasar.

¿Qué no se sabe de Peter Alfonso?

¡Ay!, ¡qué no habré contado! Creo que conté todo… Eso de que a veces soy medio fóbico a determinada situación… Por ejemplo, tengo que hacer un llamado y no puedo, me cierro. Parece que como hago videos y eso, soy más suelto, pero a veces tengo ese lado, el de que me anulo. Tengo que ir al banco y me da nervios. De hecho, ir a comprar ropa no puedo, porque empiezo a transpirar. No sé si lo habré contado alguna vez, pero es algo que no saben muchos.

El 2017 lo espera nuevamente con mucho trabajo. Abracadabra comenzará la gira por el interior del país y la nueva edición de Bailando por un sueño lo tendrá otra vez como participante por su título de campeón. “Por ahora eso…, que ya es bastante”, concluye.

PING PONG

Un lugar en el mundo: Mármol.

Un juego: PES de la Play.

Un miedo: Ahora todos los miedos pasan por mis hijos, los míos quedaron anulados, y todo son ellos.

Un actor: Rodrigo De la Serna, me gusta mucho.

Una comida: Bifecitos a la criolla.

Invitado Alfonso

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*Publicado en revista Convivimos. Abril 2017.