Ponerse en la piel de una bruja para Érica Rivas fue una propuesta  más que interesante que tomó como un desafío. “Aunque siendo mujer, siempre algo de bruja hay. O mucho”, dice. Ya desde el título de la película, Bruja, se sintió atraída: “Me interesan los personajes, claro, pero sobre todo el cuento que se quiere contar. Qué, cómo y desde dónde es siempre lo que más me convoca”. El film de Marcelo Pérez Cubells aborda la trata de personas. “La ficción es una herramienta más para poner temas como este en la escena pública. Los cuentos, en su forma de películas, siempre  son ficción, pero también siempre nos están mostrando algo de
la realidad”, dice. Compartió el elenco con su hija Miranda y quedó sorprendida con su nivel profesional. “Me encanta que es impredecible, y eso es un don. No tiene una gota de falsedad. Es transparente, diáfana. Y es
honda. Se le ve la humanidad en lo que hace, porque ella tiene la generosidad de mostrarla. Y eso es algo que amo en los artistas”.

Siente que la actuación es un oficio para hacer de la mano de un referente, y ella se la ofrece a su hija. “Sé que siempre está en mis trabajos la sensación de una mujer que, con la herramienta de ser actriz, quiere  comunicarse con las personas para dejar algo bueno en este mundo”.

¿La última película que viste?

Los sonámbulos, de Paula Hernández.

¿Una que recomiendes?

Todas las de Aki Kaurismaki  y las de David Lynch. Pero sobre todo recomiendo ver películas, leer libros,
escuchar música y no engancharse tanto con series.

*Publicada en revista Convivimos. Septiembre 2019.