Por apellido y por experiencia, Iliana Calabró está relacionada con el humor. Se confiesa una apasionada del género, pero en Perfectos desconocidos, su papel le permite hacer un recorrido dramático. “Hay una asociación de que si es una obra mía, te vas a reír. En esta comedia, no es mi función, no soy la que propone diálogos hilarantes”. Cuenta que su personaje es muy diferente a ella: “Para poder encarnar a Eva tuve que conocerla mucho, sobre todo, sus zonas oscuras. Es un desafío, porque soy una persona más luminosa”. Como fan de la versión original, la película italiana de Paolo Genovese, soñaba con hacer la obra. “Al ver la estructura dramática, lo rico del texto y lo actual de la temática, ni dudé. Además –dice–, me interesó el planteo del autor sobre las tres vidas de las personas: la pública, la privada y la secreta”. Adelanta que el cien
por ciento de la platea se sentirá identificada con la historia. La temporada en Villa Carlos Paz es una felicidad extra para la hija de Juan Carlos Calabró. El paisaje cordobés le permite alternar la rutina laboral con momentos de mayor tranquilidad. “También porque al estar de veraneo, hay otra energía en el espectador, es distinto al del resto del año. Va al teatro distendido, es receptivo, participativo, disfruta
de otra manera y se entrega”.
¿La última obra que viste?
Una semana nada más, con Nicolás Vázquez.
¿Una que recomiendes?
¡Perfectos desconocidos! Van a divertirse y salir pensando.
*Publicada en revista Convivimos. Enero 2020.