«De sólo ver el periplo de cómo avanzó esta pandemia, podríamos reescribir un protocolo de lo que no se debe hacer como individuos y mucho menos como Estado”, piensa Cristina Bajo sobre el avance del coronavirus en el mundo. También se podría escribir más de una novela con lo que está pasando, entonces toma nota de los acontecimientos de los que es testigo y que no esperaba presenciar. “A la edad que tengo, algo así debía tocarme en la vida: una catástrofe, una guerra, algo que se estudiaría después largamente en la Historia”, dice la escritora cordobesa de 82 años.
Sin grandes cambios en su rutina, con la cuarentena se permite más momentos de ocio. “Además, tengo más tiempo para hablar por celular con mis hermanos, uno vive en el sur, la otra en Corrientes, y los otros dos cerca de mi casa, pero no podemos vernos. Lo mismo sucede con mis nietos, nueras e hijos, y eso es muy grato. Uno de mis hijos estaba feliz porque almorzaba y cenaba con la familia todos los días, podía dedicarse a un hobby que lo entretiene mucho y disfrutar de estar en el hogar. A mis nietos, algunos muy jóvenes, les cuesta más”, cuenta.
¿Cómo se lleva con la cuarentena?
Bastante bien, porque a mi edad, no soy muy salidora. Además, disfruto de mi casa. La parte más molesta es la ruptura de ciertas rutinas: los miércoles y viernes en que doy talleres, ciertas visitas semanales de mi familia, de amigos, etc. Eso me produce un desconcierto que he conversado con varios recluidos.
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*Publicado en www.enredaccion.com.ar el 15 de abril de 2020.