Sabrina Moreno siempre quiso que su ópera prima fuera Azul el mar. “Era importante que fuera la primera, porque con ella me iba a definir como directora, y también definiría mi posición frente al mundo. Es lo que me interesa como artista, encontrar mi manera de contar, provocar emociones y encontrarme con el público”.
No le importó que el proceso de realización sumara once años. Tampoco cuando los productores le recomendaban empezar con otra idea: “Tiene potencial, pero es compleja”, recuerda que le respondían. “Salirse de lo convencional en la propuesta de cómo contar la historia hace que las fuentes de financiamiento teman un poco más, porque están caminando sobre suelo desconocido”, agrega. El estreno comercial es
inminente, mientras que el preestreno fue en el Festival de Cine de Mar del Plata, la ciudad donde transcurre la ficción. Los recuerdos de las vacaciones familiares en la playa alimentaron el guion de la cineasta cordobesa. “Tomé de mis vivencias personales, también de mi visión sobre las familias y el rol de las mujeres. La película es una experiencia emocional necesaria para reflexionar sobre nuestros vínculos y lo difícil que es para una persona tomar una decisión importante”, cuenta. Al espectador lo invita a experimentar lo que vive la protagonista. “Me interesaba mostrar algo más sensorial, más allá de la trama, que quien la vea pueda dejarse llevar y sentir lo que está sintiendo el personaje”.
¿La última película que viste?
Los miserables, de Ladj Ly.
¿Una que recomiendes?
El espejo, de Andréi Tarkovski.
*Publicado en revista Convivimos. Junio 2020.