Por la pandemia, el productor teatral Sebastián Blutrach se siente nadando en medio de un río caudaloso. “No logro ver el otro lado de la orilla”, confiesa el productor teatral sobre el impacto de la cuarentena en las artes escénicas. “Arrancar significará una inversión para producir espectáculos rentables, con limitaciones a los aforos, por los miedos de la gente. Por otro lado, habrá endeudamiento de la clase media, que es la que más consume entretenimiento y cultura”. Por eso, asegura que será necesaria la ayuda del Estado.
“El coronavirus es democrático: golpea a todos por igual, la diferencia son los recursos para afrontarlo. El teatro independiente está más vulnerable, porque se alquilan las salas y no pueden generar ingresos ni por funciones ni por clases. En el circuito comercial somos menos y, en algunos casos, hay espaldas grandes”, explica el dueño del Teatro El Picadero, al cual mantiene con sus ahorros. “Estoy tratando de discernir el límite, porque también es mi responsabilidad tener capital para cuando todo vuelva a ponerse en marcha”, explica.
Además, está al frente del Teatro Nacional Cervantes junto a Rubén D’Audia, con quien están “concentrados en avizorar opciones de trabajo, que es lo que más desespera al sector”. Para eso, sumaron productos al canal de YouTube y lanzaron el concurso “Nuestro Teatro” para propuestas de todo el país. “La federalización es un desafío por tener una sede tan arraigada en la ciudad de Buenos Aires”, comenta. Piensa que las expectativas en torno al alcance a las provincias son difíciles de conformar: “En todo el mundo, los teatros nacionales están en la capital del país”, aclara. Confiesa que le cuesta más leer humor que dramas, sin embargo, uno de los últimos éxitos teatrales de la Argentina es responsabilidad suya y es una comedia. Compró los derechos de Toc-Toc y la obra estuvo en cartel por más de diez años. “Fue una sorpresa. En los fenómenos tan grandes uno no puede buscar explicaciones, porque no las tienen”, dice.
Según su experiencia, un productor debe tener sensibilidad y conocimiento de todas las áreas. “También un poco de olfato, ser un poco psicólogo, atender a todos los que conforman el equipo y mucho empuje, porque es quien lleva adelante el proyecto”, agrega quien se describe como un hacedor.
¿La última obra de teatro?
El ensayo general de Jauría, con dirección de Nelson Valente. Estaba a punto caramelo para ser estrenada prepandemia. No iba a pasar desapercibida.
¿Una que recomiendes?
La vida extraordinaria, dirigida por Mariano Tenconi Blanco.
*Publicada en revista Convivimos. Agosto 2020.