Durante ocho años, en su bolso de fotógrafa, Aldana Loiseau cargaba rollos y baterías de más, porque en Caspalá no había luz, tampoco un negocio con esos insumos y para llegar al pueblo había que caminar más de tres horas por los cerros jujeños. “Lo que me llamó la atención es que las mujeres se vestían de una manera particular, las podías distinguir de un lado al otro de la montaña. Bordaban sus mantas, elegían los colores y hacían todo a mano. Todo con una cuota de identidad muy grande”, recuerda la también cineasta desde su casa en Humahuaca.
Con algunas de esas fotografías editó el libro Mujeres tierra, formato que eligió porque puede narrar una historia. “En este caso, rescatar la memoria de un tiempo, de un lugar, y dar testimonio de las mujeres conectadas con la tierra y los ciclos. Para ellas, la Pacha-mama es la que ordena. Las mujeres del pueblo son inspiradoras, te invitan a volver a la raíz de cada una”, comenta.
“Soy una fotógrafa respetuosa, no me interesa un trabajo que invada, que robe una situación. Además, sentía que había una deuda histórica con estas comunidades por el mal accionar de otros colegas, entonces puse el foco en el valor de la relación más que en la imagen. La foto sale de un tiempo compartido, me gusta dar testimonio de lo íntimo”, confiesa.
¿Un libro que recomiendes?
El libro tibetano de la vida y de la muerte, de Sogyal Rimpoché.
*Publicado en revista Convivimos. Marzo 2021.