Desde la cuarentena, a Pablo Fábregas le cuesta dormir. Además, deja los libros a las pocas páginas y no se organiza para escribir, pero sí se dio tiempo para pensar. Así nació Inestable, su nuevo show de monólogos. “El humor es la forma que tengo para procesar lo que pasa. No creo que cure, sirve para poner las cosas sobre la mesa. Por eso la pandemia es una musa inspiradora involuntaria. Sin dudas, escribió esta obra”, cuenta el comediante, guionista y director. “Además, el humor ayuda a digerir las tragedias cotidianas, es una forma de mostrarnos que estamos todos en la misma. No las mejora, las hace aceptables”, agrega.

Dice que de los griegos a esta parte, la humanidad se ríe de lo mismo, lo que van cambiando son las formas, y que la pretensión de vanguardia le parece absurda. “Todos aportamos a la evolución del humor”, y afirma que lo suyo es un granito de arena en la gran playa del arte. “El humor es lisa y llanamente honestidad. Es más gracioso cuanto más honestos somos. Lo necesario para hacer reír es meterse con el problema y ser sincero con lo que uno está diciendo. En ese momento vale la pena lo que hacés en el escenario, si no, son chistes sueltos”, sostiene quien suma 20 años en el stand up. También se lo escucha en la radio y sueña con estrenar un musical.

¿Una obra que recomiendes? 

Las chicas de la culpa, Kinky Boots y Casi normales. 

*Publicada en revista Convivimos. Junio 2021.