Cuando Alfredo Castro llega al set pasa directo a maquillarse y vestirse. “Me gusta estar muy metido en lo que tengo que hacer, estar de buen humor en todo sentido y presente, porque creo ser un actor metabólico, biológico, entonces quiero estar en mi cuerpo e imaginario disponible para todo. Lo que venga para mí es ‘sí’, no conozco la palabra ‘no’ en un set”, cuenta el actor chileno.
Siendo un hombre de trayectoria en teatro y televisión, se metió en el mundo del cine de la mano de Pablo Larraín en 2006. Quedó fascinado, y dice que las más de 30 películas que filmó son un regalo de la vida. “Esto es un misterio para mí. Solo intento hacer mi trabajo lo mejor posible. A mi edad, el cine me ha abierto un conocimiento y un aprendizaje maravilloso”, cuenta a sus 65 años.
El año pasado rodó en Argentina Karnawal. “El primer film en que no soy un monstruo. La idea fue hacer un personaje querible, con delicadeza dentro de su brutalidad, con afecto por su hijo, pésimo padre”, comenta desde La Paz, a donde arribó luego de doce horas de vuelo desde su Santiago natal. La pandemia hizo más largo el viaje, pero él está dispuesto a recorrer los kilómetros que sean necesarios con tal de filmar. “No acepto ningún proyecto que no tenga una mirada política al respecto de lo que está tratando”, aclara.
¿Una película que recomiendes?
Leaving Las Vegas, de Mike Figgis.
Publicada en revista Convivimos. Octubre 2021.