“¿En qué momento uno deja de ser hijo para ser padre y por qué como papás no podemos seguir actuando como hijos?”, se pregunta Ariel Winograd. Sin buscar demasiadas respuestas, aborda el tema de la paternidad en sus películas porque es un vínculo que le interesa. “Cada una lo plantea de maneras y tonos diferentes, porque me desafío a buscar nuevas formas de hacer comedia. En Hoy se arregla el mundo quería explorar una comedia más dramática y emotiva”, dice. Antes dirigió Sin hijos y Mamá se fue de viaje, con la misma temática.
El director revela que la escena más conmovedora está al final: “Deberían regalar con las entradas pañuelos de papel”, bromea. Además, confiesa que no ve la hora del estreno, que reprogramó por la pandemia: “Es que la experiencia del cine no se compara con verla en una casa. El magnetismo de estar en la sala con desconocidos, donde la risa se contagia, es espectacular”.
No define un “sello Winograd”, pero sí reconoce un humor que lo divierte y trata de repetir en sus films, “sobre todo los personajes antihéroes, personas no exitosas y con problemas”, aclara quien debutó con Cara de queso en 2006. “Mi mayor desafío es hacer reír. Nada me hace más feliz que alguien que ve una de mis películas se ría y sienta que pasó un buen rato. Si la disfrutó, mi trabajo ya está hecho”, concluye.
¿Una película que recomiendes?
Coco, de Adrián Molina y Lee Unkrich.
*Publicada en revista Convivimos. Enero 2022.