“No es fácil sacar una sonrisa, y eso es sincero, nadie finge una risa. La carcajada del público agradece, celebra, es una fiesta que ocurra eso”, expresa Graciela Tenenbaum, la actriz que una vez más está al frente de una comedia en Mi madre, mi novia y yo.
Con más de 30 años de trayectoria, asegura que hacer reír es mucho más difícil que provocar las lágrimas. “Me costó mucho entenderlo, hasta que sentí que es un don pararte en el escenario y causar gracia. Es muy gratificante”, revela.
También comenta que la comunicación con la gente durante una función despeja cualquier nerviosismo previo. “Cuando empieza a haber una respuesta, comenzás a surfear en esa ola. Se da un matrimonio entre el público y nosotros, los actores”, dice Graciela, y cuenta que, antes de subir al escenario, con sus compañeros de elenco, se abrazan deseándose “merde” y conexión.
Además de verla en teatro, tuvo papeles en cine y televisión. “Mi desafío es poder hacer diferentes personajes, ese riesgo como actriz me encanta. Me gusta componerlos, pensar cómo es su línea de pensamiento y meterme en ese mundo creativo, es maravilloso”, confiesa a días de empezar a filmar la nueva película de José Cicala, su debut en el género terror.
¿Una obra que recomiendes?
La omisión de la familia Coleman y Dos locas de remate.
*Publicada en revista Convivimos. Marzo 2022.