“ME LLEVO BIEN CON EL PASO DE LOS AÑOS”. GASTÓN PAULS

A punto de comenzar una nueva temporada de Seres libres y con más cine por delante, la plenitud le brilla en los ojos. Charla con un hombre que crece por dentro y por fuera. 

Fotos Nico Pérez

Gastón Pauls aparece en la pantalla de la videollamada y lo primero que hace es pedir disculpas por los cinco minutos de retraso. Enseguida, agradece por la entrevista que está por suceder. “A partir de entrar en recuperación por mi consumo de cocaína, trato de agradecer todos los días”, le cuenta a Convivimos.

Se prepara para la segunda temporada de Seres libres, el programa con el que llevó la problemática de las adicciones y el consumo de drogas al prime time de la televisión. Este año, vuelve al aire con una nueva apuesta: que los políticos hablen del tema. “Convocamos a representantes de izquierda, de derecha, del centro, a todos, a dar sus testimonios sobre qué vamos a hacer no con el narcotráfico, algo que sirve en los momentos de campaña, sino con la prevención, que es lo que realmente hay que trabajar, qué se hace con un pibe de 12 años que consume paco u otra sustancia”, adelanta, y confiesa que la producción se complica: “No es tan fácil que se animen a hablar”.

Desde Montaña rusa, la telenovela furor de los 90, su carrera tomó forma en el cine con participaciones en más de 71 films. “Quizá porque es lo que más me gusta ver a mí, no soy amante de la televisión y no tengo constancia para terminar las series”, comenta. Este 2022, mientras espera el estreno de Lennons, de José Cícala –al que describe como un proyecto hermoso–, anuncia que será un año con rodajes de nuevas películas. También filmará la continuidad de Barra brava, una serie en Uruguay que saldrá en Amazon, y pretende avanzar en la dirección de dos guiones de su propia autoría. “Cartoncito lleno”, dice con alegría.

¿Te gusta el rol de conductor? 

Sigo haciendo los proyectos por curiosidad, para ver qué puedo aprender, qué puedo aportar y también en qué me pueden servir. No estudié conducción o locución, soy una persona con curiosidad y problemas, como en este caso, el programa de adicciones, que trata de solucionar sus problemas y proponer una solución social. Me siento más cómodo ahora que hace veinte años cuando arranqué con Ser urbano, que estaba un poco más nervioso.

¿Actuación y comunicación están cerca? 

No. En estos programas, cuando se enciende la luz roja de la cámara, no actúa un personaje, es lo que es. Cuando alguien me habla sobre qué le generó la cocaína, el crack o la pasta base, sé que no hay ninguna actuación, hay un padecimiento real, una experiencia duramente adquirida, que no se estudia, se padece. Entonces, existe una gran distancia entre la ficción y la realidad. Lo que sí ocurre es que todo está dentro del show televisivo de 24 horas, donde parece que ciertas cosas se banalizan, se relativizan o se niegan. Pero nosotros, los que hacemos Seres libres, sabemos que se mueren de verdad, tanto el rico como el pobre.

¿Cómo te preparás para las entrevistas del programa?

La entrevista debe tener un cóctel bastante difícil de curiosidad y de profundidad, pero, sobre todas las cosas, de respeto y sentido común. Jamás le preguntaría a alguien lo que no quisiera que me pregunten a mí. Es raro, porque tengo que indagar y también sé que el entrevistado está en una posición de mucha vulnerabilidad, sobre todo cuando abre su corazón y su alma para hablar de dolores. Entonces prefiero resignar el éxito o lo efectista para que gane el respeto.

Con tanta trayectoria en el cine, ¿qué buscás en cada proyecto? 

Que me conmueva, algo me tiene que pasar al momento de leer el guion, porque si no, una actuación que no me genera nada es casi imposible que movilice a otro. Me interesa que esa movilización sea con un mensaje interesante para compartir. A veces, también me motiva trabajar con algún compañero a quien admiro o un director del que me gusta su mirada. Yo como actor soy un engranaje más de una maquinaria más grande que es una película, entonces cualquiera del equipo –vestuaristas, sonidistas o directores de arte– me puede dar confianza. A veces, te llaman y decís “Voy a jugar con Messi y Di María, es un equipazo, lo único que tengo que hacer es estar despierto y devolver bien la pelota”. Me encanta eso.

¿Conociste el éxito como actor? 

No me quiero olvidar de eso nunca. Tengo claro que el éxito en esta profesión dista mucho de ser aquel proyecto que mide treinta puntos de rating o que mete un millón y medio de personas. Me sentí exitoso trabajando en pelis como Nueve reinas, pero también trabajando en proyectos chicos que ni siquiera se estrenaron. Cada vez tengo más claro que el éxito es una cuestión de goce, placer y disfrute mientras uno lo está haciendo. Después, el resultado no depende tanto de uno.

¿Sos un tipo abierto a compartir? 

Tuve la suerte de trabajar con gente que me enseñó mucho, grandes de edad y de tamaño actoral, como Héctor Alterio, Pepe Soriano o Federico Luppi, quienes, cuando compartimos un rodaje, me hicieron sentir un par, ponían sus anécdotas, experiencias y conocimientos a mi servicio. Ellos alguna vez me dijeron: “Todo esto que te estoy contando no te lo guardes, compartilo con los que vienen atrás, adelante o al costado, pasémonos la antorcha todo el tiempo”. Por otra parte, desde que entré en recuperación, en uno de los grupos a los que voy, me dijeron la frase “Solo podemos conservar lo que tenemos en la medida que lo compartamos con otros”. Es muy paradójico en este mundo que invita a guardarte lo que tenés para que sea tuyo. A mí eso me pareció hermoso, lo vi en compañeros a los que admiro; entonces, a mí no me queda otra que compartir. Si a mi compañero o compañera le va mejor en una escena, mejor para mí también, para todos y para la película.

CON LOS OJOS ABIERTOS

Acaba de llegar de Nueva York, a donde acompañó a su hija de 12 años, quien demuestra un gran talento como cantante, a un curso de comedia musical en Broadway. “La vida también es eso, disfrutar de Muna cantando en otra habitación o ver una película con Milo y que me hable de un movimiento de cámara. Me maravilla, quiero acompañarlos con cuidado, respeto y responsabilidad”, confiesa.

¿Cómo sos como papá?

Estoy muy presente con mis hijos. Me alegra poder estar, jugar, a veces ser más niño que ellos, a veces tener la seriedad y la capacidad para ser el adulto. Me alegra cómo vamos construyendo esta paternidad y esto de ser hijos míos juntos. Es un trabajo diario al que no le quito ni el pecho ni el alma. Me emociona y me llena muchísimo. Es seguramente lo más lindo de todo lo que he hecho y hago.

En Instagram publicás muchas fotos viejas… ¿sos nostálgico? 

Me gusta mirar el paso del tiempo, porque convivo bien con eso. Me miro estas arrugas, este poco pelo, estas canas, y son el reflejo de lo que viví, y me llevo bien con ese paso de los años. Entonces cuando encuentro fotos viejas, con mis viejos, mis hijos, mías, con amigos, me encanta compartirlas porque habla de todo eso vivido. Por ahí subo una de hace treinta años al lado de una de ahora, y me gusta ese contraste de arrugas y de pelo, me divierto con mis años. Soy nostálgico de algunas cosas, pero sabiendo que está bien que hayan pasado.

 

Cumpliste 50, ¿qué balance hacés de tu vida? 

Que pueda responder con lucidez, con respeto y poder disfrutar de una charla es el mayor de los regalos. Que me haya podido levantar a la madrugada para despertar a mi hijo que se tenía que ir de viaje es un regalo. Que pueda agradecer es un regalo. Sobre todo, cuando uno viene de un montón de años de subsistir. A pesar de que me iba bien, uno cuando está en consumo sobrevive y después, cuando está en recuperación, pasa a vivir. Entonces, el balance es absolutamente positivo, porque cuando uno está tan cerca de ese final trágico, todo lo que viene después es ganancia, es para agradecer, y por ende, todo lo que viene después es para respetar y compartir.

¿Cómo definís la vida? 

La vida es ese instante que estamos viviendo, como me enseñó mi recuperación es “solo por hoy”. Y ese solo por hoy es estar despierto, lúcido. La vida es una bendición. Puede ser un padecimiento cuando uno elige un determinado camino, pero es un regalo. A veces, ese regalo no es lo que deseabas, porque querías un trencito y te dieron una remera, pero al otro día hace frío y la remera te sirve, en cambio el trencito era para jugar un rato. Esa es la vida, la reinterpretación constante de las circunstancias.

Cómo te imaginás de viejo?

No sé, aunque ya te pude responder qué se siente entrar en la madurez [se ríe]. Más que imaginarme, espero estar cada vez más presente, ser cada vez más libre, cada vez más yo, cada vez más agradecido, más humilde, más compañero, más generoso, más joven a pesar de la edad que va sumándose, cada vez más puro. Hacer el camino inverso del que propone una parte de la sociedad de que nos vayamos convirtiendo en seres más obvios y lógicos, y volver a esa pureza de mis primeros años, mirar la vida de frente. Durante una gran parte de la vida estamos tan ocupados en nuestro día a día que quiero poder disfrutar de cada segundo en mi vejez. Que mi vejez no sea el invierno, sino la primavera.

PING-PONG

Un personaje: Juan de Todos contra Juan; Juan de Nueve reinas; Julio, de Felicidades; Marcelo, de Nueces para el amor; y Esteban, de Iluminados por el fuego. ¡Cinco te tiré!

Una película: Corazón salvaje, de David Lynch.

Un libro: Demian, de Hermann Hesse

Una palabra sanadora: “Solidaridad”, es enorme, tiene “Sol”, “Dar”, “Dad”.

Un amuleto: No tengo. Estos aros que uso ahora y este anillo que tiene una oración me acompañan.

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*Se publico en revista Convivimos. Abril 2022.