“La escritura es un acto de fe. Se empieza a escribir con una pregunta, si no aparece la respuesta, no hay nada para desarrollar; en cambio, si surge una respuesta y el escritor no cree en ella, el tema asoma, pero no se instala en este mundo”, reflexiona Gustavo Ng, quien acaba de publicar un nuevo libro. Se trata de La intimidad de las islas, donde habla de la relación padre-hijo.

Trabajó sobre estos relatos en pandemia, cuando el COVID-19 le complicó la salud, sin embargo no son sus memorias: “Aprovecho cosas de mi vida para hablar de temas que nos interesan a todos. Pero miento, como todo escritor”, revela. Además, confiesa que si no escribe lo que le pasa, sus experiencias quedan en un plano ilusorio. “Entonces, escribo para hacer realidad mi vida”, expresa.

También sostiene que la sociedad es una tribu en la que cada cual tiene una función. “A mí me tocó registrar las cosas en palabras escritas, me podría haber tocado ser sastre. Esto no me salva de ser mal escritor, la importancia está más en el rol que en la calidad”, afirma. Y explica: “Cuando leo, el texto me provoca, me produce tantos pensamientos que me dan ganas de correr a escribir. De alguna manera, la lectura y la escritura me hacen vivir. Por eso, no importa quién escribe en sí, porque lo que tiene que lograr es producir algo en los demás, hacer vivir”.

¿Un libro que recomiendes?

Los amores difíciles, de Ítalo Calvino. 

*Publicada en revista Convivimos. Junio 2022.