De niña, Eli Fernández recorría las peñas del país cantando folklore, y cada vez que subía al escenario la presentaban como la “torcacita pampeana”. Hoy, más de 20 años después, asegura que aquel apodo se mantiene en ella y que su reciente disco es una especie de homenaje a aquellos sueños: “A desplegar las alas, dejar atrás los miedos y los dolores, para que la música sea música”. Se trata de Alas sin pena, el sucesor de Canto soy.
Entre un álbum y otro pasaron unos cinco años, tiempo en el que aprendió a valorarse como compositora. “Estoy convencida de que el camino va por mis canciones, hay algo muy genuino ahí, porque puedo volcar en ellas todo lo que quiero decir, lo que pienso, lo que me brota, eso me pone muy contenta. Empezar a escribir y mostrarlo te ubica en un lugar más desnudo, porque es decir ‘Esto es lo que soy’ y muestra tu mirada del mundo”, comenta la oriunda de General Pico que se instaló en Córdoba para desarrollar su carrera.
Si bien se siente a gusto con la composición, no dejará de lado a la intérprete, porque considera que es “un arte muy especial tomar la canción de otro y hacerla propia”.
Además, está emocionada porque comenzó a mostrar su nuevo material en vivo. “Cuando una canta, lo hace por los otros, por el compartir con el público, no solo por una”, dice.
¿Un artista que recomiendes ver en vivo?
Patricia Gómez y Daniela Calderón.
*Publicado en revista Convivimos. Octubre 2022.