“ES UN PRIVILEGIO QUE LA GENTE RECUERDE UN TEMA”. MIGUEL CANTILO

Acaba de presentar un nuevo disco mientras recorre el país con el legendario dúo Pedro y Pablo. Con casi sesenta años de trayectoria y embarcado en varios proyectos, asegura que no parará hasta concretarlos.

Fotos: Gentileza Laura Tenenbaum / Prensa.

Algunas de mis canciones ya han pasado de un siglo a otro”, dice Miguel Cantilo y se ríe. Es cierto, porque la “Marcha de la bronca”, “¿Dónde va la gente cuando llueve?” o “Yo vivo en esta ciudad”, por nombrar algunas de tantas que compuso, aún suenan en las radios y resuenan en la memoria de la gente a través de las versiones de otros artistas y de sus propios conciertos.

Para su último disco, Cuentos cantados, tomó narraciones de Medio Oriente que fueron escritas hace más de mil años y todavía circulan de boca en boca o plasmadas en papel. “Empecé a valorizar el contenido de esos cuentos, porque si permanecen vigentes, quiere decir que vale la pena retransmitirlos, y la manera que me pareció adecuada fue cantándolos y transmitiéndolos musicalmente”, le comenta a Convivimos. Los textos elegidos son aquellos que les leía a sus hijos cuando eran niños. Ellos –ahora adultos y también músicos– lo ayudaron en su primera excursión en el cuento cantado como género.

Este álbum es el número 30 de su carrera. Lo acaba de presentar en Buenos Aires y sigue con una serie de conciertos por el país junto con Pedro y Pablo. Cantilo cumple años el 5 de noviembre y Jorge Durietz, la otra mitad del dúo, el 8, así que planearon celebrar sus 73 años juntos y sobre el escenario. Luego regresará a España, donde reside gran parte del año.

Confiesa que tiene buena memoria para las cosas más lejanas en el tiempo. “Las canciones, las músicas, las letras y todo lo que he hecho a lo largo de mi vida me lo acuerdo con bastante facilidad, más aún los recuerdos de mi infancia y adolescencia, que me saltan constantemente”, revela quien es el noveno de diez hermanos y hoy disfruta de ser abuelo.

¿Te acordás de los cuentos que leías en tu infancia? 

Sí, eran los típicos de la niñez, que venían en pequeños libros o publicaciones. Me acuerdo la forma de transmitir esas historias, que después me llevó a buscar algo parecido en los cuentos que iba leyendo de más grande. Primero me entusiasmé con la literatura argentina, Borges, Sábato y, sobre todo, Cortázar. Luego empecé a buscar en la literatura oriental y fui a parar a cuentos tipo enseñanza. La narrativa fue y es muy importante en mi vida.

¿Las canciones pueden ser cuentos? 

Sí, muchas veces son pequeños cuentos, porque reproducen cosas que le han sucedido al cantautor o a otra persona. Lo he abordado así varias veces, pero siempre tienen una subjetividad que no se puede comparar con la objetividad de estas obras de Oriente Medio, que vienen desde hace muchos siglos.

¿Por qué creés que algunas canciones mantienen vigencia? 

La particularidad del género canción es que se memoriza con facilidad. A través de la rima, el verso o la melodía la gente las retiene. A veces, cuando se describen situaciones que vive la sociedad y que siguen sucediendo, esas canciones cobran vigencia y se valorizan más por parte del público. Por supuesto, son muy pocas las que resultan privilegiadas con la memoria de la gente, y quienes tenemos este oficio nos hemos nutrido de esas canciones, como por ejemplo “Cambalache” o “Zamba de mi esperanza”, que nos han enseñado a verter sentimientos. Y después, algunos hemos tenido la suerte de que alguna de nuestras composiciones tenga ese impacto en la memoria de las personas.

¿Te gustaría que tus canciones sobrevivan siglos?

No es exactamente la intención que uno tiene, pero si sucede, sería una satisfacción. Puede pasar que de un álbum la gente elija un tema y lo recuerde, eso es un privilegio. Por supuesto, sería un honor que una de las tantas canciones que uno compone quede en la memoria de un siglo para otro.

«LAS CANCIONES, MUCHAS VECES, SON PEQUEÑOS CUENTOS».

¿Te gusta más cantar, tocar o componer?

Me gusta más componer, tocar la guitarra con la finalidad de que surja algo que pueda plasmarse y quedar en una canción o un poema. No soy muy buen tocador, porque nunca me he perfeccionado en la técnica de ejecutar el instrumento. No soy de los que deleita a los demás tocando la guitarra, sino más bien construyendo canciones o interpretándolas. Sí trato de cuidar mucho la parte vocal, entonces puedo disfrutar cantando, utilizando el maravilloso instrumento que es la garganta, la voz.

¿Qué poder tiene la voz?

Uno de los testimonios de ese poder han sido The Beatles. Hasta entonces, el canto era algo menor. Cuando ellos aparecieron vocalizando, introdujeron en mi generación, y en la posterior también, una forma de expresar a través del canto y la vibración de la voz. Nos dieron una herramienta para comunicarnos, que luego también introdujo la poesía, y eso potenció la posibilidad de transmitir con la garganta, el canto como la posibilidad de ser vehículo de convicciones, de estética. Las nuevas generaciones quizá lo usan de otra manera, pero el del canto es un vehículo privilegiado.

¿Cuáles son tus tres discos bisagras? 

Me cuesta seleccionar. Conesa fue un disco muy particular, bisagra a pesar de ser el segundo de mi carrera. Luego, Clásicos, donde logré invitar a varios colegas, algo nada fácil, y conté con los aportes de Charly García, Andrés Calamaro y Fabiana Cantilo, entre otros personajes muy queridos del rock. Y el anterior a Cuentos cantados se llama Corazón acústico y es un álbum personal que recorre temas muy actuales para mí y de mi vida, como temas dedicados a mis padres.

¿Tu corazón está más abierto que nunca?

Sí, mi corazón está totalmente abierto, pero tratando de filtrar una gama de impactos negativos que provienen de la intención de una parte de la sociedad de negativizar nuestra vida. El odio es un buen negocio, hay gente que siempre está negociando hábilmente con el odio ajeno. Esos son impactos que, si uno tiene el corazón abierto, nos pueden hacer vulnerables. Entonces, el trabajo consiste en tener el corazón abierto, pero selectivo para filtrar esa negatividad.

¿Ves positivo el avance tecnológico?

En muchos sentidos, no solo en la música, pareciera que el mundo no está preparado para semejante cambio, son demasiado pronunciados, sobre todo con Internet. En gran medida nos ayuda, porque nos da posibilidades como hablar a la distancia, pero por otra parte, parece que el ser humano no estaba preparado para enfrentar semejante transformación, y eso produce un desequilibrio. A veces extraño la cosa más artesanal, más primitiva si se quiere, cuando la mano humana estaba más presente. Pero la cosa se da así, y para los que tenemos un poco más de años es una exigencia adaptarnos a las nuevas modalidades y aprovechar, dentro de lo posible, lo que nos brinda la tecnología.

¿Cómo ves el rock nacional actualmente? 

Se ha acomodado en un núcleo de gente que lo practica, lo cultiva y sigue enriqueciendo, que es fiel a los orígenes y al modo de expresarlo. Quizá sea menor que en otros momentos, porque otras corrientes de música han ocupado un lugar más masivo. Habiendo recorrido buena parte del mundo, te puedo asegurar que no hay una movida de rock tan desarrollada creativamente como la argentina, no hay tanta obra, tanto aporte, ni siquiera tanta identidad en el género. Me enorgullezco de pertenecer a un movimiento que sigue activo.

¿Por qué sobrevive Pedro y Pablo? 

Es una amistad, y la amistad tiene un valor enorme cuando no está condicionada por factores, cuando es la amistad por la amistad misma. Nos conocimos a los 18 años, tocábamos la guitarra como entretenimiento y eso nos llevó a algo que ni pensábamos que podía suceder. Con intervalos donde cada uno siguió su vida y sus impulsos personales, cada tanto alguna razón nos lleva a reunirnos y disfrutar de la reunión.

¿Cómo te llevás con esta etapa de la vida? 

Es la declinación de la energía que uno ha tenido toda la vida, empieza a sentirse el desgaste. Pero de acuerdo con cómo uno haya llevado su vida anterior, los posibles excesos pasan factura. No me llevo mal, trato de aprovechar las ventajas que proporciona en gran medida la experiencia, saber que lo que le va a pasar a uno ya le sucedió o dejó una enseñanza. A lo único que aspiro es a que dure más, no por un apego al estar vivo, sino porque me gustaría seguir haciendo proyectos, tengo muchos en ciernes y no me gustaría que la salud o el desgaste jugaran en contra de la realización de todos ellos. Tengo muchas ganas de que se prolongue lo más posible esta etapa de mi vida.

PING-PONG

Una canción tuya: Que sea el sol.

Un cuento: El cuento de las arenas (antigua narración sufí).

Un momento del día: La mañana.

Un lugar de España: Sierra de Guadarrama.

Un lugar de Argentina: Parque Leloir.

Una comida: Lentejas.

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*Publicada en revista Convivimos. Noviembre 2022.