Cumplieron 25 años, y luego de celebrarlo dos veces en su Córdoba natal, se preparan para el primer Luna Park. Sin ansiedades, están listos para más.
Fotos: Sebastián Salguero
Aunque lleven en el ADN sangre payasa y se pongan la nariz roja, Los Caligaris no tienen caretas. Son así como se los ve o como se los percibe a través de sus canciones: doce tipos simples, desfachatados y alegres. Son amigos de esos que hacían macanas en el barrio, que en la adolescencia cambiaron la pelota por armar una banda. Así, jugando a ser músicos, encontraron la felicidad, supieron cuidarla y casi 26 años después siguen divirtiéndose, ahora trabajando.
Desde 1997 pasaron un montón de cosas. Martín Pampiglione, Diego “Raúl Sencillez” Pampiglione y Juan Taleb repasan la historia con complicidad, intercambiando miradas que dan cuenta de tantas anécdotas compartidas. Llevan editados once discos de estudio. El primero, Yernos perfectos, lo editaron en CD y cassette; el último, Muchas noches, buenas gracias, solo en digital. Antes, en una gira podían hacer dos shows seguidos sin dormir, hoy realizan actividad física y procuran descansar.
Es martes, día de ensayo, y en la sala que tienen en el barrio de Alta Córdoba hay mucho movimiento. Mientras algunos practican con sus instrumentos, uno edita en la computadora y otros conversan en la cocina. La casona vieja, totalmente refaccionada, es un templo caligaris. En un mismo lugar reúnen la sala de ensayo y de grabación, depósito, oficina y una especie de museo con fotos, letras de canciones y la discografía completa como cuadros.
Hay códigos en el grupo. Nadie manda al frente a nadie, así que Convivimos no puede averiguar quién es el más charlatán, el más dormilón o el más indeciso. Sí que todos son optimistas, en las mismas proporciones que para preparar un fernet cordobés: “70 por ciento, 30 por ciento”, dice Martín. Además, todo se discute y se llega a un consenso. Con los años, incluso dividen tareas para garantizar que todas las aristas del proyecto estén cubiertas: lo artístico, lo escénico y lo administrativo. Hay confianza y comparten el deseo de que cada decisión sea lo mejor para la banda, hasta hicieron terapia grupal. “Lo más lindo que tienen Los Caligaris es que nos ponemos de acuerdo y terminamos pechando el carro para el mismo lado, aunque no se siga tu opinión, sino la de al lado”, cuenta Juan.
¿Qué sienten cuando dicen 25 años?
Martín Pampiglione: Pasó mucho tiempo, hemos atravesado y logrado muchas cosas. Mucho quedó en el camino, tuvimos momentos difíciles, otros lindos, todo eso pasa por la cabeza. Lo que hemos conseguido es gracias a nuestro esfuerzo, entonces se valora un montón, porque esta carrera parece sencilla, pero tiene sus bemoles, y hemos sabido sortearlos bastante bien.
Raúl Sencillez: Esfuerzo, perseverancia. Hemos sido bastante insistentes con esto que se dio sin querer, o sea no lo ambicionábamos. Cuando empezamos teníamos 15 años, la idea nuestra era divertirnos, salir a tocar a donde nos llamaran, y empezamos como un juego, que con el tiempo nos dimos cuenta de que seguimos jugando, pero de otra manera. Quizá, al estar más grandes, somos más conscientes de algunas cosas y tratamos de no cometer los mismos errores. Por suerte, seguimos siendo los mismos, haciendo lo mismo y sintiendo las mismas mariposas en la panza antes de subirnos al escenario. También consideramos que, si bien son 26 años en agosto, somos una banda relativamente nueva para mucha gente, todavía nos queda mucho camino por recorrer y por aprender.
¿Es el presente por el que trabajaron?
Juan Taleb: Gran parte del equilibrio que hemos logrado a lo largo de los años depende de lo bien que hemos puesto los pies sobre la tierra, en todo sentido y todo momento. Hemos tenido un sueño y lo hemos perseguido juntos. Somos una banda muy querida por la gente, no solo por la que nos escucha, sino por la que tal vez nos conoce de alguna canción, hemos pasado por su vida de una manera simpática. Sí admito que hemos conseguido el lugar en que nos hubiéramos sentido felices de adolescentes cuando hemos empezado con este sueño: el de poder girar con amigos, hacer nuestras canciones, grabarlas, que la gente las cante y ofrecer un show que movilice. No es mucho más lo que necesitamos para ser felices, pero sí es una tarea diaria el mantenerlo. Lo primero que inicia todo es el sueño por subir a un escenario, cantar nuestras canciones, que la gente se divierta, esa idea la tuvimos el día uno, lo hemos logrado pero trabajamos mucho para que así siga siendo.
¿Ser un grupo numeroso es uno de los secretos para la continuidad?
JT: Un poco sí. Acá nadie nunca fue solista, pero supongo que un solista tiene un trabajo más arduo que el nuestro, que podemos contar con el apoyo de un compañero. Además, cada uno pone el 100 por ciento, eso potencia lo que trabajás y los resultados. Y sabiendo que todos tenemos el mismo criterio para la mayoría de las cosas y cuando no se tiene se conversa, se llega a un mismo punto.
¿Hay un disco del que se sientan más orgullosos?
JT: Cada uno, en cada punto de la línea del tiempo, ocupó un lugar y tuvo su función, tanto en nosotros como en la gente. La trascendencia de los discos está muy relacionada con el momento cultural y social de esa etapa. Todos tienen una parte de nuestro corazón, porque pusimos lo que más pudimos, nuestras canciones, vibras, ganas, sueños, mensajes optimistas, y los que no eran tan buenos, también eran irónicos, graciosos y creo que esperanzadores.
MP: Los discos nos hicieron llegar hasta acá. El primer disco tuvo un éxito espectacular ni bien salió, Nadie es perfecto. Éramos muy chicos, algunos se tuvieron que emancipar para firmar el contrato, pensamos que era fácil, pero después salió el segundo y no tuvo ningún éxito. En el tercero, fuimos a buscar productores que nos acomodaron nuestras ideas; el cuarto disco nos hizo meter internacionalmente. Así cada uno, porque todos nos hicieron crecer y consiguieron el objetivo que queríamos.
¿Se aprende más de los éxitos o de las situaciones adversas?
RS: Hemos tenidos muchas situaciones adversas, pero como siempre hemos ido a pasos tranquilos, hemos disfrutado todas las etapas. Hoy estamos en un muy buen momento, viajando por diversos países y por Argentina. Seguimos consolidándonos, todavía nos queda mucho camino por recorrer. En momentos feos, como la pandemia, nos hacemos más fuertes, después te hacen frenar, reflexionar. Igual, lo hacemos siempre, no es que vamos en piloto automático. Salió el último disco y ya tenemos canciones para el próximo. Todo el tiempo estamos trabajando.
MP: Somos una banda que no se queja. Nosotros salimos de Córdoba y al principio no nos escuchaban acá y nunca salimos a decir “Nosotros somos un grupo local, pero no nos miran”. No nos escuchaban acá y nos fuimos a tocar a otro lado. Ahora que nos escuchan acá, allá, entonces tratamos de ir para otros mercados también. Siempre andamos buscando que nos escuchen, que nos vean, y no nos vamos a quejar, si no nos quieren acá, nos vamos para allá.
RS: En lo artístico es difícil agradarle a todo el mundo, nosotros estamos muy convencidos de lo que hacemos. Somos grandes insistidores porque confiamos en lo que hacemos. Nosotros hicimos otro camino, en vez de empezar en Buenos Aires, nos fuimos de Córdoba a México, y de ahí a Buenos Aires. Ahora estamos haciendo cosas grandes, como el recital en la cancha de Instituto y ahora se viene un Luna Park. Es parte de la historia, es lo que nos tocó y nos hacemos cargo.
Además de perseverantes, ¿Qué otras características tienen Los Caligaris?
RS: Ahora, viejos.
MP: La alegría es parte fundamental, es un grupo muy divertido. Hay mucho humor, eso nos mantiene unidos y firmes.
JT: Sí, tenemos siempre ese entusiasmo de un niño cuando se va a subir a un karting, nosotros lo tenemos cuando venimos a ensayar, cuando vamos al estudio, cuando salimos a tocar, cuando tenemos que juntarnos por lo que sea con la banda, siempre es un gran momento en el día. Ese entusiasmo y esa alegría no los perdimos nunca, los seguimos teniendo y alimentando.
¿Nuevas metas?
JT: La idea es seguir con este ritmo de girar, de hacer canciones, videos, que nos inviten a cantar otros artistas y nosotros también invitar. Disfrutar de esto tan lindo que es la música y que nos lleva por tantos lugares, escenarios, camarines. Hace rato que estamos contentos con esta vida, siempre tenemos objetivos por delante, trabajamos para eso. Pero la principal meta es conservar ese amor y ese entusiasmo.
AMIGOS CONTENTOS
Oriundos de barrio Residencial América de Córdoba, fusionan rock, ska y cuarteto, entre otros estilos, siempre con el espíritu circense con el que crecieron los hermanos Pampiglione. Además de Juan, Martín y Raúl Sencillez, son Agustín Cuadrado, Armando Mansilla, Gabriel Garita Onandía, Marcos Ozzamis, Mariano Baigorria, Ramiro Ambrosi y Valentín Scagliola. En 2022, sumaron a Marian Pellegrino y Guillermina Boggiatto.
Mientras avanzan en el documental sobre “Veinticirco”, el espectáculo con el que festejaron su aniversario, se preparan para el primer Luna Park, el próximo 22 de julio. También durante el invierno girarán por el mundo.
*Publicada en revista Convivimos. Junio 2023.