En Mendoza, la escena teatral es heterogénea en cuanto a la poética y la estética, sin embargo, a nivel de la producción se asemeja a la realidad del resto de las provincias, con la autogestión como denominador común. Por eso, en programas de financiamiento como el del Teatro Nacional Cervantes, el cual apuesta a fortalecer la producción federal, la obra propuesta al concurso debe destacarse del resto de la oferta. “Cuando aparecen estas oportunidades, hay que apostar a construir teatralidades más potentes que hagan la diferencia”, dice Víctor Arrojo, el director seleccionado con la pieza Los establos de Su Majestad.
Desconoce las razones por las cuales fue elegido entre el centenar de propuestas presentadas desde diferentes puntos de Argentina, pero asegura que él puso toda la seriedad y el profesionalismo necesarios. “Amerita un planteamiento ético de poner lo mejor en el proyecto, no ser mezquino y pensar en grande”, sostiene.
Además, cuenta por qué le atrae la temática de la pieza: “Me interesa el final del siglo 19 donde se construye la genética política del país. Lo que pasó esos años marcó el pasado, el presente y sigue marcando el futuro”. No obstante, su desvelo es que la teatralidad esté por encima de las ideas, “que se construya un acontecimiento teatral de encuentro, energía y sensorialidad”.
¿Una compañía que recomiendes?
Teatro El Bardo, de Paraná y Cirulaxia, de Córdoba.