Carla Pantanali compone canciones desde los 13 años; luego, a los 20, mientras desarrollaba su carrera de actriz, empezó a estudiar canto e instrumentos, y su formación fue constante. Sin embargo, no se animaba a mostrar sus creaciones musicales. Fue gracias a haber superado el COVID-19 que se propuso sacar su primer disco. “La fruta estaba remadura, no quería que me quedara una cuenta pendiente”, cuenta.
Ahora, muy contenta con las devoluciones que recibe del flamante La citadina, confiesa: “Que ya esté circulando me afianza como cantautora, es el primer paso de un largo camino. Empieza a girar la rueda, vendrán muchas cosas. Siento que puse un pie en tierra firme y arranca esta carrera en la música”.
Se define como “perfeccionista”, cualidad que le impedía avanzar con esta vocación, hasta que cantando nanas para sus hijas, entendió que la perfección no es más que una ilusión, que no existe. “En ese soltar, apareció una versión más integrada, más corporal, conectada con lo que siento y no tanto con cómo es el sonido”, expresa la nieta de Luis Sandrini.
“Como artista estoy atravesada –y por tanto, el disco– por conectar con los procesos, los ciclos, contrastar la vida urbana con la naturaleza, la conexión con ella, y el autoconocimiento. Esa bajada es lo que tengo para dar”, dice sobre lo que se escucha en el álbum.
¿Un disco que recomiendes?
Pelusón of milk, de Luis Alberto Spinetta.