Con su primer disco circulando, se prepara para lanzar el segundo. Dedicado y estudioso, busca nuevos sonidos de la música popular con un peculiar instrumento, el corno.
Por Dai García Cueto Foto: Lionel Marcipar
Cuando era un niño, en la casa de Julián Marcipar (25) no había ni televisión ni videojuegos. Había un piano de cola, y antes de empezar a hablar ya jugaba con las teclas. “Todavía recuerdo sentarme a tocar y entrar en trance”, le confiesa el joven músico a Convivimos. Hoy es multiinstrumentista, compositor y arreglador, y recientemente presentó Nativos mutantes, el primer disco solista de una carrera que promete.
En Francia, donde estuvo radicado con su familia durante su infancia, conoció el corno, un instrumento tan enrulado como su cabellera. Se perfeccionó y está interesado en incorporarlo a la música popular. En ese sentido, pronto saldrá un nuevo álbum, Forcorno, dedicado a indagar en la artificialidad del folklore.
Habla con la templanza de un nacido en pueblo chico. El suyo es San José del Rincón, en la provincia de Santa Fe. “De chicos nos metíamos en el río y nos dejábamos llevar por la corriente, flotábamos. Esa inspiración ya la tengo, no necesito ir a la naturaleza para conseguirla. Es lo que voy viviendo, es hermoso, e influye en todo mi trabajo artístico”.
¿Cada trabajo es con un concepto y una investigación?
Ni hablar, un disco para mí es como una película o una tesis de grado, y al mismo tiempo algo que quiero gritar y decirle al mundo. Es todo junto en un trabajo que cuando uno lo ve se emociona y hace que la gente también se emocione, es hermoso. Además, es defender una idea, proponer una sonoridad que te lleve a algún tipo de viaje al escucharlo. Busco una innovación, pero es muy fino cómo compongo, cómo arreglo, cómo canto, pienso absolutamente todo, cada parámetro, por eso mis discos me llevan años. Realmente hay un trabajo minucioso en cada parte del proceso.
¿Sos exigente?
Soy exigente cuando sé que quiero decir algo y que se entienda. No soy un maniático, al estar abarcando todo, pongo el foco en lo que sí quiero expresar.
¿Qué significa “nativos mutantes”?
Significa que todos los días somos distintos, pero, aunque cambiamos, siempre vamos a ser los mismos. En los oxímoron se aproximan las grandes verdades, y este es un caso. No hay que tener miedo de cambiar, porque la esencia de adentro no lo hace. Esto también está relacionado con Latinoamérica. Mis bisabuelos vienen de Europa. Yo no soy europeo, pero también me cuesta sentirme latinoamericano, entonces genera un sismo que me hace preguntarme quién soy, y ahí está el nativo, el mutante. En lo latinoamericano confluyen todos los continentes, generando este gran poder de tener una variedad cultural inmensa.
¿Cuál es el concepto de Forcorno?
Como sonoridad propone el corno en el folklore argentino, lo que nos da un folklore épico. El corno es un instrumento que está mucho en la música del cine de Hollywood, entonces aparece así un folklore de película, muy lindo. Al mismo tiempo, hice como un falso documental, en donde los diferentes músicos internacionales que participan en el disco presentan el tema en su idioma y cuentan la historia del corno en folklore tradicional. Por supuesto, es algo que no pasó, pero demuestra que podría haber pasado, como si el corno fuera un instrumento típico del género, como pasó con el violín, que en realidad es sinfónico. Con esto se demuestra que el folklore tradicional no es más que una construcción.
¿Te sentís un innovador en ese sentido?
Hay una innovación, sí. En algún momento, los cornistas tienen ganas de tocar música argentina, por ejemplo, están los Baires Corn, cuatro cornistas que tocan tango. En mi propuesta entra por primera vez con formato folklórico real, como si fuera parte del género. No es el corno tocando folklore, es el corno siendo folklore, en ese sentido sí es innovadora. Ojalá pueda inspirar a cineastas o a quien sea.
¿Es falsa la pelea del folklore tradicional con la necesidad de renovación?
El folklore tradicional es una construcción cultural. Por ejemplo, antes el chamamé usaba arpa y clarinete, hoy lo veríamos como una excentricidad. También siento que lo importante del folklore es la necesidad de empoderarnos como nación a través de símbolos. Entiendo que para algunos cuando se desarman estos símbolos se pierde ese empoderamiento, mientras que para otros, al mutar es todavía más identificatorio porque surgen las nuevas cosas que siguen apareciendo en el continente. Ambas me parecen respetables. En Forcorno voy más hacia lo tradicional y en Nativos mutantes a la fusión.
CAFÉ CON REFERENTES
A Julián le encanta el café con mucha leche y mucha azúcar. “Es mi espíritu infantil”, dice entre risas. En la lista de invitados para su próximo disco, figuran nombres como Chango Spasiuk, Vitillo Ábalos, Lito Vitale y Micaela Chauque. “Me gusta invitar a los referentes y mostrarles lo que hago. Como tengo confianza en lo que quiero decir, en cómo lo digo y en todo el trabajo y la investigación, me arriesgo, es la oportunidad de trabajar con gente que admiro mucho”, dice. Cuenta que grabar con el último de Los Hermanos Ábalos fue una gran experiencia: “Antes de empezar, me pidió ‘Por favor, decí «Soy Julián Marcipar y me encanta el folklore argentino»’. Esa cuestión de Vitillo de seguir militando hasta sus últimos días nuestro folklore…”, recuerda.
*Publicada en revista Convivimos. Febrero 2021.