Hace 25 años creó Los Amados, y lo celebra con un nuevo show que sigue dando en la mezcla justa de teatro y música. Conversación con un hombre que ama y se ríe.
Por Daiana García Cueto Foto Lucía Baragli
«Te amo, no lo olvides”, le escribe en un mensaje de texto Alejandro Viola (49) a Silvia (48), su mujer. Dice que lo hace casi todos los días. Alejandro es más conocido como el Chino Amado, el hombre de jopo prominente y atuendos extravagantes que está al frente de Los Amados, el grupo teatral y musical que se dedica a celebrar al amor.
Se formaron hace 25 años y están festejando las bodas de plata con Mundo Amado, acuérdate de Agustín Lara, una suerte de homenaje al gran romántico mexicano que escribió tantas canciones como amores tuvo. “Empecé en el ‘89 con un equipo pequeño, armado para algo circunstancial. Trabajamos dos años y la mayoría después dejó. Fui rearmando el grupo en función de un proyecto musical y teatral que me gustara. Busqué músicos y actores, y así nos fuimos encontrando a lo largo de este tiempo”, le cuenta a Convivimos.
“Los Amados son un lugar de protección porque la carrera artística es muy solitaria, tanto para el músico, como para el actor. Uno va trabajando de proyecto en proyecto y a veces eso provoca una especie de soledad. Esto es un lugar de pertenencia”, sostiene su fundador y responsable de una puesta escénica de una singularidad poco vista en teatros y café-concerts.
En el show, pasajes de la vida de Agustín Lara se entremezclan con la del Chino Amado, quien se considera un conquistador, al igual que el marido de María Félix. El Chino hace reír y con una voz trabajada entona los boleros que endulzan al públi-co. Además de colores, risas y buenas can-ciones, en el Mundo Amado puede pasar de todo: “Es una fiesta con baile y sorteos, formamos parejas y también cantamos serenatas. El nuestro es un mundo para amar”.
¿Cuál es el secreto para mantenerse tanto tiempo?
No hay más secretos que la armonía dentro del grupo. Además, es un proyecto que fui alimentando con lo aprendido en los años y enriqueciendo, como director, el trabajo de los actores y músicos. Eso generó que cada uno se sienta contenido dentro del grupo. Creo que encontramos una forma de trabajo, una mini empresa donde podemos trabajar todos. Hemos pasado muchas situaciones en estos 25 años, tantos gobiernos, tantas situaciones económicas, pero le vamos encontrando la vuelta para continuar. Mientras tanto, vamos enriqueciendo el proyecto con desafíos nuevos. Es eso, confiar.
¿Cómo es el método de trabajo?
Hacemos una larga investigación, es muy rico. En este caso, investigamos a Agustín Lara. Ya hicimos canciones de él, pero no estudiando su vida y obra como lo hicimos para estrenar este show. Después llevo la idea general y cada uno se lleva temas, mira versiones y seleccionamos de acuerdo a lo que que-remos mostrar en el escenario. Lara fue un artista con un gran repertorio, enton-ces la selección fue muy minuciosa. Esta vez hubo un trabajo intenso, porque por primera vez tuvimos un arreglador exter-no, Diego Vila. Eso provocó un gran entusiasmo en todos nosotros, porque hizo arreglos muy ricos que no se nos hubiesen ocurrido.
¿Qué te enamora de Lara?
Por un lado, lo musical, sus clásicos “María Bonita”, “Noche de ronda”, “Piensa en mí”. Y por otro, que era un pícaro, inventaba sus historias, hay cosas que no se sabe si son ciertas o no. Me gusta que se note que tenía mucho humor, se reía de su cursilería, de lo que escribía, y lo de-cía: “Soy romántico, soy cursi y no lo niego como lo niegan otros”. Tuvo millones de amores y me parece rica esa especie de ser romántico; era un conquistador.
¿Por qué el humor para abordar el tema del amor?
No me parece que estén separados. No existe el amor llevado en seriedad y a una pareja sin humor no la imagino con mu-cho amor. Son conceptos que tienen que ir de la mano. Cuando nos enamoramos, aunque queramos, no podemos tener control, somos re cursis, aunque sea mirarnos al espejo antes de salir para ver si la ropa que tenemos nos queda bien. Hay que reírse de eso que provoca el amor.
¿La gente habla del amor?
Estamos en una situación complica-da, nos están haciendo hablar de otras cosas, y no son los sentimientos. Al contrario, estamos enfrentados, amargados, hablando de titulares de diarios, cosas que no entendemos, pero de las que igual tenemos opinión. Y en ningún momento nos decimos “te quiero mucho”, o en vez de pensar en esas tragedias, decir “pensé en vos y te compré bombones”. Me interesa volver a esa situación, nos salva. La gente puede hablar de cualquier cosa, pero cuando se siente sola, sin amor, eso la destruye. Los gobiernos van a seguir cambiando, pero a nosotros nos destruye la falta de amor. Entonces abramos el corazón, deseemos con amor y alegría, riámonos de eso, abramos la boca para decir cosas a los otros. En el espectáculo juego con eso: ‘”Decí en tres palabras una frase de amor”, y hay personas que no pueden decir “te quiero mucho”. Entiendo el pudor, pero en realidad, como no lo digo, cuando lo tengo que decir, no sé cómo.
¿Se formaron parejas en el espectáculo?
Sí, varias. Una vez pasó algo muy gracioso. Nosotros damos un cupón con la entrada para un sorteo. Un día vino un señor desesperado, diciendo que había conquistado una señorita, pero que había anotado su teléfono en el cupón, y lo había puesto en la urna. Al otro día, vino a la boletería pidiendo por favor que lo buscáramos. Y tuvimos que hacerlo para que la pudiera llamar. Estaba desesperado.
¿Te atraviesa más lo musical o lo teatral?
Cuando empecé no me imaginé que iba a cantar tanto, siempre pensé en actuar. Pero fue surgiendo y no dije “no”. Al contrario, al verme que estaba cantando mucho, empecé a estudiar. Me imagino haciendo cualquier cosa teatral, pero no me imagino haciendo un repertorio fuera del Chino Amado.
¿Podés definir algún hito en estos 25 años?
Al principio, nuestro objetivo era tocar en lugares under y lo hicimos, por ejemplo en el Parakultural. Era como tocar en el Luna Park. Luego, hicimos cosas muy interesantes como tocar en Italia para Amnistía Internacional, un momento de mucha emoción; y las Abuelas de Plaza de Mayo nos invitaron a Teatro por la Identidad. No hay satisfacción artística sin participar, sin tener un rol social.
UN CAFÉ CON MUCHA LECHE
“Poco café, mucha leche. Cuando me levanto me gusta mucho tomar dos tazas seguidas, y, fundamentalmente, con mi esposa en casa”. Bautizó con su propio sobrenombre a su personaje -el Chino Amado-, por eso dice que si lo confunden, no pasa nada. Además de en los Amados, participó en el elenco del musical de Los Locos Adams, de la obra El Jardín de los Cerezos, y escribió y puso en escena La extraviada. Confiesa que los argentinos somos cursis, “muchos, a su pesar”.
*Publicado en Revista Convivimos. Abril 2015.