Improvisación y frescura describen la propuesta musical y escénica de El Kuelgue. Los años que llevan como grupo no quitaron la espontaneidad ni arriba del escenario ni adentro del estudio, el juego se mantiene intacto. “En camarines pasan cosas muy absurdas, no tiene sentido lo que se habla, por ahí son palabras sueltas, y en el escenario hay una seriedad que intenta mantener ese descontrol, hay un orden, pero por debajo hay una especie de iceberg malévolo, asesino”, bromea Julián Kartún, a cargo de la voz de la banda.
“Somos conscientes de que el público que nos ve es muy despierto, escucha todo tipo de música, va al teatro, mira la tele e Internet. Está hiperestimulado, como nosotros”. Piensa que el grupo caló porque “es una propuesta original, y además hay buenos músicos haciendo una unión de temas propios”. Se re-conocen creadores de un nuevo estilo, “pero tiene que haber muchas bandas que estén creando este nuevo género. Siempre estuvo tan catalogado todo que hay un montón de agrupaciones que fusionan estos géneros. Pero me parece que tiene que ver con el consumo general de la gente, que ya no se come ninguna”.
¿El último show que vieron?
Louta.
¿Un grupo que recomienden en vivo?
Lo’ Pibitos.
*Publicado en revista Convivimos Diciembre de 2017.