“TODO SE PUEDE CANALIZAR POR EL LADO DEL HUMOR”. MALENA GUINZBURG

La actriz y comediante atraviesa un gran momento profesional y le cuenta a Convivimos cómo fue que el humor la salvó.

Fotos: Emanuel Combin

El humor me sale naturalmente”, suelta Malena Guinzburg. En un show de stand up, en un pódcast, en la radio o en la tele, hace reír, aun cuando no se lo propone. La suya es una carcajada explosiva que se sostiene en el aire como un mantra y es inevitable que contagie.

Malena se fue asomando de a poco al oficio de la comedia. Ni bien terminó el secundario, se sumó a realizar tareas de producción en El ventilador, el programa radial que conducía su papá, Jorge Guinzburg. Así empezó en los medios de comunicación, luego fue agregando más responsabilidades, pero todas del otro lado de las luces. De algún modo, el apellido le pesaba, y tras la muerte del conductor de La biblia y el calefón en 2008, se animó a pasar al frente. Primero en la radio, en Sarasa con Ronnie Arias, por FM 100.

Si bien estudió teatro desde chica, le costó asumirse como actriz. “Para mí, actriz era Norma Aleandro. Al principio pensaba que hasta que no trabajara realmente de eso, no me iba a definir la palabra, me quedaba muy grande. Ni siquiera hoy sé cómo definirme, si soy actriz, si soy comediante”, le cuenta a Convivimos. Tiene 43 años, habla rápido y con tonada bien porteña.

Desde 2010 se sube al escenario con espectáculos de stand up. Entre los siete que lleva, el último, Las chicas de la culpa, es un éxito y continúa en cartelera. También hizo ciclos televisivos como La culpa es de Colón y Stand up Comedy Central, y fue panelista en programas, como Morfi.

En cualquier formato, tiene un humor ocurrente, ácido y desprejuiciado. Encara cualquier tema, todos desde sus propias experiencias, sin poner límites ni esconder detalles. El de ella es un humor sin filtros.

¿Qué es lo que más te gusta hacer? 

Hacer reír me encanta, es hermoso. Sobre todo en estos tiempos, es muy emocionante cuánto te agradece la gente porque la hacés reír. Siempre hay alguien a quien no le gustás, incluso a veces me dicen que es muy forzado cómo quiero hacer reír, pero no lo es, soy así.

¿El humor requiere autocrítica? 

Soy muy autorreferencial en mi humor, me río mucho de mí y le pongo humor a las cosas que me pasan. Por ejemplo, cuando aprendí a manejar, de grande, me pusieron la “P” de principiante, y empecé a contar en Facebook “Las aventuras de una P al volante”. A mí me daba pánico manejar, entonces cada vez que tenía una situación que me angustiaba, sabía que al pasarlo a un relato divertido, me aliviaba. Todo se puede canalizar por el lado del humor, te ayuda a sobrepasar las cosas. No es que después no duela, sino que las aliviana.

¿Para hacer humor hay que ser dramática?

No sé si para hacer humor hay que ser dramática, sí buscar dentro del dramatismo la parte graciosa. Está demodé ser un loser para ser gracioso, era algo que antes garpaba siempre. Ahora, yo trato de no ser la loser, busco el humor desde otro lado. Poder ponerles humor a las cosas dramáticas o a lo que me hace mal me ha salvado mucho.

Estamos en el mes de la mujer, ¿el humor te empoderó?

Al humor lo comparo con un idioma. Para mí, con la gente que no tiene sentido del humor hablamos distintos idiomas. Hay gente que tendrá otras cosas. Es un modo de vida: ponerles humor a las cosas salva y sana mucho. Es un ejercicio, no digo que sea facilísmo, yo siento que a mí me sale naturalmente. De chica era muy depresiva, a pesar de eso, no dejé de tener humor, para mí es de lo más importante.

JUGAR CON AMIGAS

Como en el humor, en la vida Malena es espontánea. “De hecho, me cuesta mucho organizarme”, confiesa un mediodía de su agitada agenda.

Todos los viernes tiene funciones con Las chicas de la culpa, con Fernanda Metilli, Connie Ballarini y Natalia Carulias. Además de agotar entradas en 2021, fueron un éxito en streaming durante la pandemia. Ahora, las cuatro junto a Adriana Lorenzo están planeando la serie de ficción.

También, con Ballarini producen el pódcast Correo no deseado, donde hablan de cartas y mails que no mandaron o que recibieron a lo largo de sus vidas, que se puede escuchar por Spotify.

Antes de participar del reality Masterchef, la cocina era parte de su vida hogareña, sin ningún placer agregado. “No soy de las que dicen ‛Vengan que les cocino’”, confiesa. Cuando habló con Convivimos, todavía se grababa la tercera temporada del reality y asegura que fue muy divertido. Por otro lado, espera el estreno de la película Lennons, de José Cicala, su primera participación en cine, en la cual interpreta a un personaje trans.

Malena desacelera el ritmo de sus días cuando el calendario astronómico anuncia un eclipse o la luna le regala una postal. Dice que siempre le gustó observarla y que en la cuarentena descubrió su pasión por la astrofotografía.

¿Por qué Las chicas de la culpa es un éxito?

Varias cosas, son muchas las claves del éxito. Primero somos cuatro mujeres amigas, absolutamente desfachatadas, muy auténticas. Digo que es la obra más feminista sin bajada de línea feminista, porque somos minas hablando de todo. Es como que de pronto espiás una juntada de amigas. Básicamente porque somos mujeres graciosas que nos podemos decir cualquier cosa, y la gente se siente muy identificada. Además, hay mucho laburo atrás.

¿Están marcando un antes y un después en el humor hecho por mujeres? 

Creo que sigue habiendo prejuicios. Antes, la mujer para hacer humor tenía que ser fea, la linda no era graciosa. Acá somos todas muy distintas y tenés a su manera cuatro minones, graciosas, que no la jugamos de ser las feas, ellas son hermosas, no diría lo mismo de mi persona [se ríe]. Hay mucha admiración y respeto entre nosotras, mucha amistad, nos queremos y nos decimos las peores cosas, pero sabiendo que es desde el lado del humor. Tampoco hay competencia, todas tiramos para el mismo lado. Es la demostración de que entre mujeres se recontrapuede laburar, porque somos un equipo. Sé que si ellas la rompen y son graciosísimas, no me opacan a mí, al contrario, me suman. Eso también hace al éxito de Las chicas de la culpa. 

Empezaste en Instagram con Diario del ‘94, y hacés Correo no deseado. ¿Sos nostálgica?

Soy nostálgica. Por suerte guardé todo, porque eso me dio material para las dos cosas. Si no lo hubiese guardado, no había pódcast. Además, tengo muy mala memoria, creo que mucho de lo que guardé me ayuda a acordarme de cosas, porque si no, no sé cuánto recordaría.

¿Qué descubriste del cine con Lennons

Era mi debut en cine y lo recontramildisfruté. Laburé con gente supertalentosa, desde Gastón Pauls (que es mirarlo y aprender, es un amor de persona) y Cicala (que es un loco hermoso y está pensando todo el tiempo cosas nuevas) hasta todos los compañeros. Fue jugar todo el tiempo.

¿Te gustó la experiencia de ficción? 

Me encanta la experiencia de ficción. Ahora tenemos el proyecto para Las chicas de la culpa. No me cierro a nada, soy de mandarme, no dejo que el miedo me paralice nunca ante nuevos desafíos.

¿Estás en tu mejor momento? 

Espero que mi mejor momento siempre esté por venir. Estoy muy contenta con este presente, tanto en lo laboral como en lo personal. En un momento tan difícil para muchos, me encuentro reagradecida. Con el trabajo estoy muy contenta, todo lo que estoy haciendo me gusta. Y en mi vida privada también, muy enamorada, en mi casa.

PING-PONG

Un libro: Open: Memorias, de Andre Agassi.

Una película: La novicia rebelde.

Una palabra graciosa: Envergadura.

Un amuleto: No tengo.

Un comediante: Mis compañeras de Las chicas…

Un paisaje: La montaña.

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*Publicada en revista Convivimos. Marzo 2022.