Consolidando su estilo entre la canción de autor y el rock nacional, acaba de lanzar su primer disco, y la alegría que siente es inmensa. Lo sigue presentando en vivo y este mes lo hará en Buenos Aires.
Foto: Gentileza Helena Insinger
Sus ojos cambian de color según la luz de cada día, y cuando sus sentimientos también lo hacen al ritmo de las circunstancias de la vida, intenta traducirlos en canciones. Así, después de perder a su papá en 2019 –Tomás Loiseau, músico e hijo del dibujante Caloi– y experimentar algunas transformaciones en sus vínculos más cercanos, brotaron las palabras y melodías con las que Luna Loi armó su álbum debut, Luna. “Fue un laburo complejo, largo y de mucho aprendizaje. Siempre un primer disco deja enseñanzas, porque terminaste toda la música y todavía hay que pensar una tapa, el título, las fechas y así”, confiesa entusiasmada la cantante y guitarrista.
La presentación oficial fue el pasado mes de junio, donde tocó junto a la que ahora es su banda estable. “Es el formato que me imaginaba para mostrarlo en vivo, tiene mucha fuerza”, dice, y comparte un recuerdo de esa noche: “Cuando tocamos Mejor así, todo el mundo cantaba el estribillo, se armó una cosa muy hermosa, estaba muy contenta. Pero cuando tocás estás de espalda a la banda, entonces luego veía los videos y estábamos todos sonriendo, y la gente cantando. Fue muy lindo, porque esa era la fiesta que quería que se generara, invitar a arengar y a decir sí voy a estar mejor así, vamos para adelante”.
En ese tema del disco, Mejor así, hablás de optimismo, ¿esa es tu actitud siempre?
Ojalá. Hay momentos y momentos. Incluso en este disco hay canciones un poco más optimistas y otras no. Por ejemplo, No quedan días de fiesta es el pesimismo dentro del pesimismo. Por suerte, pasa por un abanico de emociones muy altas y muy bajas. A mí me gusta que la música pueda transmitir todo ese abanico de emociones. Cuando hago una canción en la que intento que la letra baje un mensaje tipo moraleja, no me gusta mucho, más bien intento transmitir lo contradictorio de los sentimientos. Cuando escucho una canción que me acompaña y no me está queriendo calmar, sino que entiende realmente lo difícil que es a veces sentir mucho, me gusta. Por eso, intento hacer temas que abracen los sentimientos.
En esta búsqueda, ¿estás más ocupada en el sonido o en la poesía?
Van de la mano. Presto mucha atención a las letras y a los mensajes de las canciones, pero la música es como el canal. En este disco busco retomar las canciones clásicas del rock y pop argentino, que es la música que me gusta, y la búsqueda que me interesa está entre la canción de cantautora y el rock nacional, cuyas canciones me transmiten fuerza, como cuando entra una guitarra eléctrica a hacer un solo. Son dos lenguajes muy hermosos, que están ambos en las canciones y eso me gusta mucho.
En YouTube tenés versiones del folklore, ¿también te interesa?
El folklore me encanta y le quiero dar lugar en mi proyecto. Pero de a poco, estoy buscando la forma de cómo hablar en ese estilo. Yo soy una joven de 23 años, que entró en el folklore porque me empezó a emocionar enormemente cuando cumplí 20, lo encontré en un momento difícil de la vida. Sin embargo, todavía me estoy conociendo con el género. Me inspira muchísimo, ahora que toco en banda, en mis fechas incluyo algunas canciones de folklore, porque no puedo dejarlo afuera, disfruto tanto cantarlo que es muy genuino. Por eso, me cuesta encontrar referencias a lo que hago, porque mi búsqueda no es “quiero hacer esto” o “quiero ser la próxima esto” o rodearme de tal música… A todo lo que me va inspirando y dando ganas de hacer, voy haciéndole lugar. También me gustan mucho Paula Maffia, Barbi Recanati y las mujeres que están haciendo un rock distinto, apropiándose de un estilo históricamente machista, lo cual es superinspirador, y estoy atravesada por eso también.
¿Es un camino que estás recorriendo sin apuro?
Es que es una búsqueda personal. Empecé desde muy chiquita, cantando canciones de bandas infantiles en el living de mi casa y creo que voy a hacer música toda la vida. Entonces, hay algo que va de la mano de mi crecimiento como persona. Tengo una relación con la música, es como mi compañía de vida.
En tu familia hay varios artistas, ¿hay algo en el ADN?
No sé si hay algo en la sangre, pero sí que hay mucho respeto por el arte, no de la forma ceremonial, esnob. Por ejemplo, es muy común dibujar de chico, pero eso en mi familia tiene un lugar, estar dibujando no era no hacer nada. Hay un proceso creativo que arranca desde chico y que en mi familia es muy valorado y yo celebro de mi crianza. En la casa de mis abuelos veías adultos trabajando y jugando al mismo tiempo, hay un nexo entre el disfrute, el trabajo, el arte y el juego.
CAFÉ CONTENTO
“Me encanta tomar café y me encanta preparárselo a la gente. Si vienen amigos, les hago a todos su taza. No es que tengo un don cafetero, pero me gusta la actividad. Yo lo tomo con leche y azúcar, todo suavizado”, cuenta la joven de 23 años. El 5 de septiembre presentará Luna en Bebop Club, en la ciudad de Buenos Aires. “Es una fecha especial, estoy contenta, no estoy nerviosa porque siento que va a ser muy divertido”, confiesa.
*Publicada en revista Convivimos. Septiembre 2023.